Creación. La revelación de un artista singular, Leino Cabral

Creación. La revelación de un artista singular, Leino Cabral

La Sala de Exposiciones Temporales de APEC está tomando cada vez más importancia, presentando eventos de arte. Actualmente, en sus espacios acogedores, se aloja una muestra original con tres protagonistas y sus propias manifestaciones creativas. Está un premiado escritor y poeta ya internacional, Juan Carlos Mieses, junto a un muy reputado escultor y activista para sus pares, Freddie Cabral, y a un pintor modesto que debe conocerse mucho más, Leino Cabral.

La muestra se llama “Desde la Infancia”, porque los expositores, curiosos, hacendosos y dotados, siempre estuvieron ligados en su barrio de Villa Juana, y, niños, compartían estrechamente con el afán de descubrir, aprender… y crecer.

Hoy, habiendo seguido sus caminos respectivos, ellos nos hacen copartícipes de sus propuestas en una hermosa y correctamente montada exposición. Ahora bien, si libros y versos de Juan Carlos Mieses sobresalen como “clasicos” de la literatura dominicana, si los hierros abstractos y sugerentes de Freddie Cabral confirman nuevamente su maestría, son los cuadros de Leino Cabral, el hermano de Freddie, que ameritan un comentario especial por su naturaleza y cualidades insólitas.

Un arte diferente. Su obra pertenece a una categoría que, por las circunstancias, utiliza materiales pobres, instrumentos ordinarios, fragmentos desechados, en fin lo que se puede encontrar y transformar. Esos héroes autodidactas de un arte popular crean a menudo en el aislamiento y el anonimato, llevados por un impulso que ignora el afan de competencia, de promoción y de mercado.

Cuando tienen talento, su producción puede retener la atención, hacerles salir de la sombra y causar una real emoción. Este fenómeno sucede con las escultopinturas de Leino Cabral, que, en otras latitudes, se consideraría dentro del “art brut”- celebrado por Jean Dubuffet-, marginal e irregular, complejo y apasionante. Aquí, a pesar de no ser un desconocido y haber expuesto en distintos lugares, le faltan clasificación y comunicación, un menosprecio que suelen sufrir los artistas ajenos a escuelas o circuitos..

En apreciaciones notables, Freddy Cabral expresa: “No puedo calificar la obra de Leino Cabral por el vínculo que nos une, pero tampoco podría dejar de afirmar que es original, personalísima, ni de admirar lo que puede lograr con metales, primero esculpe aplicando soldadura y luego pinta, logrando escenas surrealistas, oníricas, fabulosas”.

Un encanto. Decir que la obra de Leino es encantadora suena a una banalidad estética… Sin embargo corresponde a un hecho. La primera mirada a su trabajo causa una sensación global, de frescor, simpatía y humor, algo indefinible aparte del goce visual … No hay canones académicos, pero, sí, una gran preocupación por la expresión, el relieve y el color, con esmero en la realización. Esas escenas de la vida cotidiana – los personajes, la familia, la caminata, el yoyo, el transporte, la carretera- son lúdicas y poéticas aun. Por cierto, habrá mejores que otras, e importa que Leino siga su inspiración, espontánea y circundante, lo que él ve y siente, atento a sus necesidades interiores. La superficie y la textura, que traducen el dominio del metal y las herramientas desde el taller… de mecánica, confieren un atractivo singular, de ritmos y líneas,, entrantes y salientes, hasta lanzan “paticas” hacia afuera y nos sacan la lengua. Finalmente, son ellos que nos observan, asombrados.

No estaríamos tan sorprendidos si, dejando la pared. se pusieran a caminar. ¡Nada suena imposible cuando un mundo (extra)pictórico, fantasioso y mágico, construye otra realidad! En pocas palabras, la obra de Leino Cabral hace verdaderamente felices a quienes la saben aquilatar y disfrutar.

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