Nathan Gill y Ben Bain
Antes de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara Ecuador el sábado, las finanzas del país sudamericano ya se encontraban en ruinas en tanto el gobierno tenía problemas para cumplir con los pagos a autoridades municipales, compañías petroleras y hasta a hospitales para el tratamiento del cáncer.
En momentos en que el país está excluido de los mercados globales de bonos, el presidente Rafael Correa debe ahora encontrar suficiente dinero para reubicar a miles de personas.
Mientras voluntarios continúan rescatando víctimas de entre los escombros de viviendas derrumbadas en la costa ecuatoriana del Pacífico, crecen las dudas respecto de la capacidad del país de pagar la reconstrucción. Ecuador ya se encuentra sumido en la peor recesión desde que el sistema financiero del país se desplomara a fines de la década de 1990, y las reservas internacionales están en el nivel más bajo en casi siete años.
La reparación de los daños producto del terremoto -que dejó un saldo de por lo menos 413 muertos y más de 2.500 heridos- podría tener un costo de entre US$15.000 millones y US$30.000 millones, sobre la base de estimaciones de las pérdidas de los terremotos de 2010 en los vecinos Haití y Chile, dijo Edward Glossop, un economista de Capital Economics. Es probable que el desastre profundice la recesión, que el Fondo Monetario Internacional pronosticó que llegaría a 4,5 por ciento este año, y los intentos de recuperación se verán afectados por la falta de ahorros, dijo. Correa dijo el martes que la reconstrucción podría costar US$3.000 millones y reducir el producto interno bruto 3 puntos porcentuales, según Sky News.
“Hace que la tarea resulte aún más difícil”, dijo Glossop el lunes en entrevista telefónica desde Londres. “Se necesitarán más fondos para poder financiar el trabajo de construcción que debe realizarse para que la economía se recupere del terremoto”.
Opciones del gobierno
El costo financiero del terremoto, sumado a la caída de los precios del crudo, aumenta las probabilidades de que el gobierno busque un programa del FMI para contribuir a apuntalar la economía, dijeron el lunes las analistas de Eurasia Group Risa Grais-Targow y Agata Ciesielska en una nota de análisis que difundieron por correo electrónico. Siobhan Morden, jefa de estrategia de renta fija para América Latina de Nomura Holdings, coincide y dice que el terremoto podría ser el agente catalizador que lleve al gobierno a buscar la ayuda del fondo.
Es probable que el presidente Correa, que se proclama socialista y que interrumpió las relaciones con el FMI por motivos ideológicos, trate de evitar un rescate del FMI hasta el fin de su gestión, en mayo de 2017, pero el próximo gobierno no tendría más alternativa.
“El próximo gobierno heredará perspectivas económicas muy difíciles”, dijeron las analistas de Eurasia Group en el informe. “A menos que el precio del petróleo experimente una fuerte recuperación, un programa del FMI es inevitable independientemente de quién gane las elecciones del año próximo”.