PABLO VICIOSO
Cuando en economía se habla de crecimiento económico, se refiere al incremento de los bienes y servicios producidos en una zona geográfica y durante un período determinado, respecto al anterior. Tomándolo desde un punto de vista  de la capacidad productiva de un País. Las teorías del desarrollo económico toman como punto de partida el crecimiento económico, entendiendo que a partir del mismo se pueden ir sentando las bases para irse estructurando una transformación que de cómo resultado el salto hacia mejores niveles de bienestar social y económico.

Podemos afirmar que es importante y deseable que la economía crezca, ya que esto es un indicador del bienestar de la sociedad, del progreso económico y de la productividad. Ahora bien, de lo que se trata no es únicamente de que la economía se expanda, sino que ese crecimiento se traduzca en un bienestar para lo menos favorecidos, es decir que existe y redunde en una mejora en la distribución del ingreso.

En América Latina y el Caribe, el crecimiento económico no ha dado los resultados deseados en términos de  mejoramiento de la pobreza en los 90. El crecimiento ha fracasado en mejorar las condiciones de desigualdad, a pesar de los renovados esfuerzos del sector público de fortalecer programas sociales. Aun los países cuyas economías tuvieron el crecimiento más rápido en los 90.

Durante el año 2003, la Comisión  Económica para A. L. (CEPAL) el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras agencias, realizaron un trabajo conjunto  denominado “Hacia el objetivo de reducir la pobreza en A. L. y el Caribe“ en el mismo se examinan las condiciones en las cuales la región podría alcanzar la meta de reducir la pobreza, como uno de los objetivos de las Naciones Unidas, establecida en  la declaración del milenio. Una de las conclusiones lo constituye la correspondencia estadística entre la tasa de crecimiento de la economía y la reducción de la desigualdad se sustituyan, es decir que a medida que la economía de un país crezca, al mismo tiempo la pobreza se reduzca. En este sentido, se determinó que los  elevados niveles de desigualdad de la región son un obstáculo para el crecimiento más dinámico y sostenido de la región.

Pero en lugar de ello, América Latina está sumida en un “círculo vicioso”,  ya que el alto nivel de pobreza y de desigualdad está limitando el crecimiento económico, y ese bajo crecimiento no permite reducir la pobreza.

Por lo que se puede afirmar, en el caso de países como el nuestro, que  no existe una vinculación  entre el crecimiento económico y  la reducción de la pobreza. No existe evidencia de que el crecimiento económico tenga a su vez  un fuerte y directo impacto en reducir la pobreza. Por lo que la acumulación ha reforzado y acrecentado la gran proporción de gente que vive en la pobreza, lss cuales son objeto de una desigual distribución de ingresos, manteniendo una brecha social persistente en este proceso.

La economía dominicana ha crecido notablemente en los últimos años. Según detalla “El informe de Desarrollo Humano para Rep. Dom.. 2005”, en los últimos cincuenta años, la economía ha tenido el crecimiento más alto de América Latina y el Caribe. A pesar de ello, el país ha mostrado un insuficiente avance en términos de desarrollo humano, dicho informe apunta que la causa principal de la pobreza dominicana no es la falta de financiamiento y recursos económicos, sino el escaso compromiso con el progreso colectivo del liderazgo nacional político y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia de un pacto social, de participación, de solidaridad y del empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana.