Crecimiento sin desarrollo

Crecimiento sin desarrollo

El crecimiento sostenido de nuestra economía está lejos de constituir un elemento de auténtico desarrollo. Esa bonanza de muchos años no ha influido en la generación de empleo digno, ni se ha puesto de manifiesto lo suficiente en el capítulo de inversión social, ni ha tenido impacto en los ingresos de la gente por concepto de salario, ni influye en las condiciones de vida. Por mucho tiempo nos hemos ufanado de tener la economía puntera de América Latina y el Caribe, y si eso da algún prestigio, la gente no lo percibe en su condición de vida.
En el informe dado a conocer por el Banco Mundial desde el Palacio Nacional se señala que a pesar del crecimiento de la economía ha aumentado la pobreza de la gente por la movilidad descendente de sus ingresos. Este, sin duda alguna, es un efecto de exclusión propiamente dicha, que es peor que la no inclusión. La economía no ha influido en el estancado nivel salarial, y si a eso sumamos la depreciación real de la moneda, lo que tenemos es empobrecimiento.
Nuestra economía, según el retrato que dibuja el Banco Mundial, se sustenta en una base fiscal decadente, basada en impuestos regresivos, en medio de una creciente informalidad y pérdida de competitividad y afianzada en un endeudamiento cada vez más grande y comprometedor. No es que el crecimiento no es inclusivo. Es peor porque la exclusión es creciente.

Hay que sacar a flote la verdad

La Procuraduría no ha dejado claro qué hará en cuanto a la muerte de un taxista y un mecánico a manos de policías, durante un suceso ocurrido en Baní. Hay muchos testimonios que rechazan la versión policial de una supuesta tentativa de secuestro, y las imputación de presuntos malhechores que hace a los dos fallecidos. La Procuraduría tiene que asumir la responsabilidad de hacer una investigación y sacar a flote la verdad de los hechos. No debe dejar la investigación en manos de la Policía, que es parte interesada y autora de la versión del alegado intercambio de disparos.
Por norma, el Ministerio Público tiene que investigar toda muerte violenta, y más aún cuando está de por medio una institución que ha convertido los intercambios de disparos en argumento muy desacreditado. La sociedad necesita saber la verdad.

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