Crecimiento y un reto inaplazable

Crecimiento y un reto inaplazable

La economía del país cerró el 2014 consolidando su tendencia creciente de muchos años. El repunte en ese período -7.1%- es el más alto en la región América Latina y Caribe, y la inflación -1.58%- la más baja en el mismo entorno. Este desempeño, dado a conocer por Héctor Valdez Albizu, gobernador del Banco Central, plantea para 2015 expectativas realmente halagüeñas, apuntaladas por el gran ahorro debido al desplome de los precios petroleros y las consecuencias benignas asociadas.

El Gobierno del Presidente Danilo Medina ha afirmado que se esfuerza por poner la economía al servicio de la gente. La bonanza con la que ha cerrado 2014 se atribuye en gran medida a su buen manejo económico. Y ha invocado repetidamente la necesidad de que el crecimiento económico beneficie a la población, y de mejorar los deprimidos salarios que devengan los dominicanos y con los cuales es difícil subsistir.

El Gobernador del Banco Central ve el 2015 como el año del despegue definitivo, pero lo condiciona a un manejo racional de la economía y a que se mejoren los salarios para disminuir la pobreza. Año por año, a pesar del sostenido crecimiento de la economía, hemos estado postergando una distribución equitativa de un bienestar que solo llega a las mesas de unos pocos. Es hora de hacerle frente al reto de aplicar una verdadera justicia distributiva. Es inaplazable.

PRUDENCIA EN EL USO DEL AGUA

Las disponibilidades de agua para consumo humano y riego han bajado a niveles preocupantes. La falta de lluvias ha hecho descender a sus cotas más bajas los niveles de las presas y en provincias como San Cristóbal y Peravia se han adoptado medidas para racionar el agua. La sequía ha provocado que las fuentes surtan menos agua que la que habitualmente se consume en hogares, industrias y agricultura. Por ejemplo, la producción de mangos de Baní está en riesgo por insuficiencia de agua.

Las autoridades afirman que la sequía se prolongará durante el primer trimestre de este año, lo que implica que hay que hacer un uso prudente del agua de que disponemos. Es necesario actuar con civismo para evitar desperdicio. Las autoridades deben actuar con energía para hacer respetar las restricciones.

 

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