Crisis EEUU demuestra un mal funcionamiento político

Crisis EEUU demuestra un mal funcionamiento político

Washington. De los Servicios de Hoy. El pulso político en el Capitolio, que ha obligado al llamado cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos (EEUU), ha convertido al país «en una Tierra de Oz dirigida por hombrecillos» (munchkins, en inglés, en alusión a los enanos de la película El Mago de Oz). Así se expresó ayer  el economista jefe global de Citi, Willem Buiter.

En una entrevista a la CNBC, Buiter advirtió  que la situación es una «demostración vergonzosa del mal funcionamiento político de EEUU y que podría convertirse en un desastre económico» si el mercado se asusta en lo que se refiere a la próxima negociación del techo de la deuda y la posibilidad de un default soberano.

Buiter calificó de «caducos» a los políticos de Washington, además de «irresponsables» por el estancamiento político.

El economista jefe de Citi señaló que la consecuencia más grave de la situación actual es que los mercados alerten del «peligro» sobre la proximidad del próximo 17 de octubre, cuando EEUU se quedará sin fondos para hacer frente a sus pagos de deuda.

El conocido economista se hizo  eco de los comentarios realizados por la agencia de calificación Standard & Poor’s durante la jornada del lunes. La agencia advirtió que si los republicanos y las facciones demócratas no llegaban a un acuerdo antes del 17 de octubre, el Tesoro probablemente no podrá enfrentar los pagos  sobre la deuda de Estados Unidos.

Esto a su vez podría llevar a una rebaja en la calificación del país. Y las consecuencias no se limitarían a la mayor economía del mundo.

«Si EEUU deja de pagar incluso una pequeña porción de su deuda podría tirar por la borda al resto de la economía global», dijo Buiter. «La deuda soberana de EEUU es el eje de la economía global», enfatizó.

Para evitar el cierre parcial del gobierno, la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, había exigido, primero, que la extensión del presupuesto fuese condicionada a la eliminación de los fondos para seguir adelante con la reforma sanitaria. En un siguiente paso, algo más modesto, pidió que la aplicación de la reforma, que entra plenamente en vigor el 1 de enero de 2014, se retrasase un año. Ninguna de las dos condiciones fueron aceptadas por la Casa Blanca ni por los demócratas en el Senado, que consideraron la maniobra un chantaje inadmisible.

No hay precedentes de que, para cumplir con la rutina de extender el presupuesto –a lo que el Congreso está constitucionalmente obligado-, se demande la abolición o suspensión de una ley debidamente aprobada y, en este caso, ratificada por el Tribunal Supremo.

 

Una de las grandes paradojas de la crisis actual en los Estados Unidos es que hubiera sido fácil de evitar con un poco más de coraje del liderazgo republicano en el Congreso.

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