Crisis y acuerdo FMI meten gobierno «en camisa de once varas»

Crisis y acuerdo FMI meten gobierno «en camisa de once varas»

POR CLAUDIO CABRERA
Tras un acuerdo firmado por cualquier país en vías de desarrollo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no importa la latitud del mundo en que se encuentre, casi siempre sucede lo peor.

Luego de los últimos acuerdos que alcanzaron distintos gobiernos con el organismo multilateral en el país, la misma situación se ha podido verificar en forma palmariamente similar.

Una inquieta y acostumbrada especie de «calma chicha» prosigue a la borrachera de la crisis inicial del ciclo económico.

Lo malo de esta escalofriante «calma» es que casi siempre como resultado de los ajustes puestos en marcha para lograr las metas acordadas con el FMI, se paraliza la economía y las actividades económicas resultan casi adormecidas.

Por efecto de vomitivos monetarios que tanto las autoridades como el organismo mundial suelen aplicar en orden a corregir abultados defectos económicos y estructurales en los países pobres, el resultado rápido es la agudización inmediata de la parálisis económica que comienza a cerrar el ciclo de la crisis.

Esta etapa de «puerperio» económico en que se contraen las actividades a nivel de las pequeñas, medianas y grandes empresas, surge concomitantemente con una gran incertidumbre que suele aparejar la creciente escasez del circulante.

Las recetas financieras generalmente aceptadas por los organismos con los gobiernos y entidades monetarias rectoras del sistema monetario, determinan por distintas modalidades medidas de restricción al circulante.

Su efecto inmediato, también según las teorías generalmente aceptadas de los «monetaristas», consiste en la búsqueda de una depresión inducida a la economía, para fines de que el alto nivel de circulante no propenda a una mayor demanda de bienes y servicios, a fin de esterilizar las tasas de cambio y de tal forma evitar niveles de inflación incontrolados.

Aunque la parte contractiva de este mismo ciclo hubo ya de presentarse en ocasiones anteriores en la economía dominicana, lo cierto es que nunca antes se había propagado con tanta profundidad obligando a disminuir la «demanda agregada» en la economía o la capacidad de compra de los dominicanos.

De no ser por entenderse que por la magnitud de la crisis que actualmente sigue dando coletazos a los pobres y alcanzando a todos los estratos de la población y de la economía, pudiera decirse que estamos frente a una crisis en pleno apogeo.

No obstante, si se miden las magnitudes del daño que hizo la crisis financiera que desde el 2003 a esta parte se abatió sobre el país, y peor aún, las soluciones propuestas por los entonces exégetas de turno en el Banco Central con el «Equipo Malkún» a la cabeza, no pudiera entenderse el por qué el país aún se mantiene postrado por sus efectos malignos.

«ALEGRE VENGO…»

Justamente en esto estriba la certidumbre del «Análisis Coyuntural de la Economía Dominicana, Situación Actual y Perspectivas», elaborado por la empresa consultora «Grant Thornton», cuya representación local preside el economista José Luis De Ramón.

De entrada, el análisis sostiene que debido a «la alegre política de endeudamiento externo y el salvamento bancario ilegal (Certificados del Banco Central) han llevado la deuda pública a un 53% del Producto Bruto Interno».

Por esta situación, los intereses de esta deuda constituyen el grueso del déficit cuasi fiscal, el cual creció desde un 2.5% del PBI a un 4.0% del PBI entre el 2003 y el 2004.

Eta situación obliga a que para enfrentar dicha deuda cada día haya que erogar más fondos para conjurarla, pues crece «como bola de nieve» en proporción al Producto Bruto Interno.

Equivalentes en pesos, de un total de RD$60,008 millones comprometidos por el Banco Central en Certificados de Participación para atrapar dineros del público, el monto ha crecido hasta situarse al 23 de marzo en RD$129,099 millones, poniendo en serios aprietos las finanzas públicas y al Banco Central.

La situación ha originado una carga muy pesada para el presupuesto nacional, lo cual fue incrementado luego de la contratación de los bonos soberanos, para cuya honra el gobierno deberá destinar el 9.1% del PBI a su cobertura, correspondiendo el 5.9% a los intereses y el 3.2% a las amortizaciones netas.

Esta brecha financiera generada obligó a un acuerdo con el FMI, con el Club de París, con la banca internacional y con los tenedores de bonos soberanos, proceso el cual no ha concluido aún.

PANORAMA DE LUCES Y SOMBRAS

Para Grant Thornton, el 2005 presenta un nubarrón en materia económica, ya que en adición a la persistencia de una devaluación e inflación galopantes y no reversadas, la brecha financiera actual ronda los US$300 millones.

Entre el 2003 y 2004, los dominicanos sufrimos una recesión importante que fue acentuada por la necesaria reforma fiscal aprobada, en tanto persiste un déficit público del 4% del PBI para este año 2005.

Mientras tanto, se mantiene el gasto público constreñido, en tanto la banca comercial no encuentra a quién prestar en medio de un acuerdo obligatorio con el FMI.

Mientras tanto, las medidas de las autoridades se proponen retornar la estabilidad macroeconómica y devolver la confianza a los agentes económicos para traer la recuperación con la activación del sector privado, según las aspiraciones del acuerdo con el FMI.

Pero esta política implica, en tanto, «mantener bajos niveles iniciales de crecimiento, priorizando la estabilidad», con un acuerdo de financiamiento que haga viable la balanza de pagos del país.

Igualmente, plantea el «Acuerdo Stand By» cumplir las condicionalidades en las metas para las variables monetarias, fiscales y estructurales.

De hecho, el programa de ajustes lo que pretende es reducir la economía a su nivel de actividad posible, dentro de los confines de la crisis.

Aunque facilita al país unos US$670.0 millones del FMI y US$580 del Banco Mundial y otros financiamientos, obliga a que la nación haga una nueva reforma fiscal para aumentar el cobro de impuestos y a una estricta disciplina fiscal.

Además, a mantener límites estrictos a los agregados monetarios, dedicar cuantiosos recursos a la deuda pública y fortalecer a los sectores financiero y eléctrico.

Resalta que este programa con el FMI está diseñado para que en el 2005 la economía crezca apenas en un 2.5%, poco más que en el 2004.

Respecto a la deuda interna, se mantendrá en el 2006 a niveles actuales de un 18% del PBI, en tanto la deuda externa se reducirá en sólo un 3% del PBI, para consolidarse en 30.2% del PBI en proporción total.

La estabilización será para relanzar más firmemente la economía desde el 2006.

BANCENTRAL CUMPLE METAS

No obstante, el Banco Central cumplió con las metas de emisión a marzo del 2005, al mantenerse por debajo del tope de los RD$89,000 millones con sólo RD$88,800 millones emitidos.

Debido a esto, los precios al consumidor se redujeron sensiblemente desde agosto del 2004 a febrero y marzo de este año, mientras la reducción de la tasa de interés se disemina rápidamente en la economía.

El crecimiento de los Certificados de Participación del Banco Central(CPBC) disminuirán por la sustancial baja en los intereses, pero ello «no será suficiente para detener la bola de nieve de los CPBCs».

La gestión de venta de activos del Banco Central es lenta y se necesita apoyo del presupuesto para repagar los Certificados de Participación del Banco Central (CPBC).

Como buena resonancia de las políticas gubernamentales y monetarias, la tasa de cambio se ha estabilizado en la franja de los RD$30 por US$1, lo cual no implica mucha distorsión económica ante futuras alteraciones eventuales.

También se evalúa positivamente el aumento de reservas internacionales netas del Banco Central, que a marzo del 2005 se situaron en US$339.0 millones más de lo acordado con el FMI.

A pesar de los logros, debido al acuerdo con el FMI, a marzo el gobierno actual ha gastado RD$11,000 millones menos de lo permitido y contratado préstamos externos por US$144.0 millones menos de lo permitido.

Igualmente, ha reducido su financiamiento con la banca local por RD$11,300 millones por encima de la meta establecida con el FMI.

De enero a marzo de este año, se logró un superávit fiscal de RD$7,000 millones, monto que equivale a un 32% sobre el PBI anualizado, proyectado a diciembre de 2005. Para el 2006 el gobierno acabará con el déficit fiscal si sigue tal ritmo de gastos.

A pesar de esto, el déficit consolidado persistirá por el cuasi fiscal del Banco Central, todo lo cual limita la capacidad de inversión del sector público.

Por este panorama, la inversión para la recuperación económica deberá provenir del sector privado.

Junto a este panorama, el análisis de Grant Thornton recomienda algunas decisiones importantes, de orden institucional, administrativo y económico, las cuales contribuirían a traer más estabilidad y certidumbre al país.

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