Cuadrilátero
El Premio Nobel de la Paz para el gran Muhammad Alí

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POR CARLOS NINA GÓMEZ
Muhammad Alí, considerado como el más grande boxeador -de todos los tiempos- de los pesos completos, podría sumar otro galardón a su histórica, emblemática y trascendente figura.

¿A cuál nuevo galardón me refiero?

Se trata del codiciado galardón denominado Premio Nobel de la Paz…es un premio que le sería otorgado por el firme criterio que siempre ha tenido, demostrado en su praxis, en favor de la paz, de la humanidad, de la protección a los  niños de todo el planeta Tierray, en sentido general, de la sanidad del mundo.

La Fundación Ghandi con tiempo ha enviado al Comité del Premio Nobel de la Paz, con sede en Oslo (capital de Noruega), el nombre de Muhammad Alí para que forme parte de los nominados al histórico premio.

Este súper atleta, que terminó su extraordinaria carrera con registro de 56-5, ganador tres veces del campeonato de la división pesada, hoy vive una terrible situación de salud  producto del incurable mal de Parkinson.

Hay que resaltar que en 1999, el Comité Olímpico Internacional (COI) seleccionó a Muhammad Alí como El Atleta del Siglo.

Fíjense que siendo Alí uno de los grandes boxeadores profesionales, el COI, al evaluar -de manera objetiva y dejando atrás todo tipo de mezquindad y miserias humanas-, le otorgó el merecido trofeo.

Recuerden también que Alí, entonces llamado Cassius Clay (su nombre original), ganó -en la categoría semicompleta- la medalla de oro al competir en los Juegos Olímpicos de 1960 realizados en Romana.

Pero también unos 100 periodistas deportivos, de los más doctos de Estados Unidos yen otra ajustada selección, escogió a Muhammad Alí como El Atleta del Siglo XX…¡vaya coincidencia!.

Un atleta serio, íntegro y de una moral probada

Alí, quien el pasado 17 de enero cumplió 65 años de edad, fue un atleta singular…un atleta serio, íntegro, firme en sus principios y de una alta e incuestionable y moral.

Nunca, en sus gloriosa carrera atlética, realizó actos reñidos con la moral y las buenas costumbres de Estados Unidos.

Es considerado como el mejor paradigma del deporte mundial…fue, como atleta, un gran ejemplo de su generación.

Después que conquistó su primera corona (mundial) al derrotar -en 1964- a Sonny Liston, comenzó a escribir una historia de excelencia.

A los 22 años de edad se adueñó, por primera ocasión, del cetro de la división completa…a Liston, en la revancha (1965), lo volvió a derrotar… Esta vez por un devastador nocaut en el primer asalto.

La mejor demostración de firmeza a sus principios, amor por la humanidad, por la paz del mundo y por un rotundo NO a la guerra entre hermanos, la dio tras no aceptar ir al Ejército de su país para pelear en la guerra de Vietnam.

Esa actitud, que después fue celebrada por toda la sociedad estadounidense, le costó bien cara…no sólo porque le quitaron su título mundial, sino que tuvo que permanecer casi cuatro años fuera de acción…y como un preso domiciliario.

Prácticamente todo ese tiempo sin estar en el boxeo activo le quebró su grandiosa carrera. Y aunque el 30 de octubre de 1974 (en aquella gran batalla que tuvo como escenario la ciudad de Kinshasa, Zaire, Africa), logró reconquistar la faja del mundo de la división “madre” al noquear en ocho rounds a George Foreman quien estaba considerado como “invencible”.

A final de año deberán comenzar a dar a conocer los premios para reconocer a los hombres y mujeres merecedores (y merecedoras) de los más prestigiosos galardones de todo el orbe…y esperamos que a Muhammad Alí lo seleccionen con el Premio Nobel de la Paz.

Si así ocurre, todos deportistas del mundo lo vamos a celebrar en grande la conquista de este nuevo galardón -y quizás el más alto- en favor del mítico atleta universal.

 ¡Qué así sea!.

AL MARGEN. Lean bien esta opinión: Sammy Sosa, en su regreso al béisbol de Grandes Ligas, echará por el suelo -lo ratifico- todos los fatalistas pronósticos y al final de la jornada del 2007 su cantidad de jonrones pasará de veinticinco (25). Apúntelo bien, donde no se le borre. ¡Y después hablamos!. 

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