La histórica dimisión de 31 obispos activos chilenos vinculados a delitos sexuales contra niños y niñas, golpea de lleno las emociones de la República Dominicana, que ha visto reproducir esquemas de abusos sexuales de sacerdotes, diáconos y obispos contra menores de edad similares a otros países.

En el imaginario de los dominicanos no se disipa todavía el retrato del asesinato de joven Fernely Carrión, de 16 años, por parte del sacerdote Elvin Taveras Durán, quien de acuerdo a las primeras informaciones mantenía una relaciones sexuales con él desde hacía unos seis años.

Para su asesinato, ocurrido el pasado 8 de agosto 2017, Taveras Durán usó un martillo y una arma blanca con la que presuntamente lo degolló y posteriormente lanzó su cadáver en una zona baldía de la provincia Monte Plata. Este caso desapareció de la palestra pública.

Otro caso que estremeció al país lo escenificó el padre Wojciech Waldemar, conocido en República Dominicana como padre Alberto Gil, quien fue denunciado en el 2013 por la violación de varios de niños en la comunidad de Jucalito, en Santiago, donde ofrecía servicios religiosos.

Tras darse cuenta de la denuncia, el padre Alberto Gil huyó a Polonia, su país natal, sin que se sepa su paradero. Posteriormente, se supo que fue condenado a siete años de prisión por las violaciones cometidas en su nación como las que realizó en este país.

Representante del Papa. Un caso considerado extremo por la característica de los hechos, en nivel de ocultamiento y la jerarquía del religioso, fue el cometido por el fallecido Joséf Wesolowski, representante del Papa en la República Dominicana.

Las acciones de Wesolowski, quien era también nativo de Polonia y amigo íntimo del padre Alberto Gil, trascendían a los abusos sexuales con niños y adolescentes. También le gustaban las parrandas y las bebidas, según reportajes realizados sobre el caso.

El embajador del Vaticano en Santo Domingo fue destituido de manera repentina de sus funciones sin que de inmediato se supiera cual había sido la causa. Posteriormente se supo que fue destituido por el papa Francisco, porque había incurrido en el delito de pederastia durante su estadía en la República Dominicana.

Asimismo, los dominicanos también recuerdan los casos de violaciones a niñas menores de edad denunciada por ciudadanos y organizaciones de Constanza en contra del sacerdote Juan Manuel Mota de Jesús, quien se hacía llamar “Padre Johnny”.

En este caso también los testimonios de las presuntas víctimas y sus familiares no se hicieron esperar, sin embargo, el párroco de la iglesia Catedral de San Pedro lo negó en todo momento

De igual forma, otros casos de referencia por su trascendencia e impacto social son los ocurridos en 2004 en el “Hogar La Ciudad de los Niños, San Francisco Javier”, en la que un grupo de sacerdotes feligreses fueron acusados por ocho niñas y un niño de violación sexual. Se trata del hogar localizado en San Rafael del Yuma, en Higuey, provincia Altagracia.