Dicen que cuando Quique Antún suena es porque algo se trae entre manos, o –corrijo– cuando algo se le va de las manos, en este caso la alianza que le ha garantizado a la dirigencia del PRSC, gracias a su condición de utilitario partido bisagra, poder seguir disfrutando de las dulces mieles del poder. El candidato presidencial reformista no es de los que se sienta a esperar que la oportunidad toque a su puerta, pues en estos tiempos en los que no se puede confiar en nadie, y son tantos los que están a la espera de que les toque su turno, esa oportunidad bien puede pasar de largo o coger por otra calle. Por eso no debe extrañar, y mucho menos sorprender, que el presidente del PRSC se muestre tan inquieto con el tema de las alianzas electorales de cara a las elecciones del 2016, lo que confirma las sospechas, que entre los que dicen estar al tanto de esos tejemanejes se trata como certeza, de que los mejores días del Bloque Progresista ya pasaron, pues lo que se aplicará –afirman– saldrá del librito del presidente Danilo Medina y su propósito de armar un Gobierno de Unidad Nacional. Y la mejor forma que parece haber encontrado Antún Batlle para expresar la preocupación que le provoca esa indefinición es proclamar, a donde quiera que va y sin que nadie le esté preguntando, que el PRSC todavía no ha decidido aliarse con otras fuerzas políticas, declaración que si bien no alude a nadie en particular, y hasta podría interpretarse como un anuncio de que los reformistas están en el mercado a la espera de ofertas, es obvio que el mensaje (¿o sería mas apropiado llamarlo recordatorio?) va dirigido al gobierno y al PLD. Será el tiempo, como siempre, el que finalmente dirá si tienen justificación las aprensiones de Antún Batlle, a quien, en honor a la verdad, no se puede culpar si teme que la llegada de nuevos invitados al banquete, sobre todo si tienen tanta hambre atrasada como los perredeístas, deje a los reformistas con tan solo las migajas.