Cuando una pareja es de alto riesgo

Cuando una pareja es de alto riesgo

La construcción y elección de propósitos saludables que nos proporciona bienestar y felicidad debe ser una responsabilidad individual y social. La convivencia armónica y sana con una pareja para cientos de personas ha sido un imposible y, hasta una frustración.

Cada día más personas arreglan maletas para irse de casa, que ganar la experiencia de cómo aprender a vivir en casa, de forma tolerante, reflexiva, equilibrada, armónica, amorosa y nutriente, para establecer una dinámica de pareja funcional y sana.

La alta prevalencia e incidencia de conflictos de pareja, divorcios, violencia marital, infidelidades, relaciones triangulares y de muertes pasionales y sicariato por dinámicas patológicas dentro de una relación expresan qué tan mal andan las relaciones de pareja.

Literalmente un riesgo es la probabilidad que uno tiene de padecer un daño, ya sea en lo físico, en lo psicológico, en lo emocional o en lo social. Y las conductas riesgosas son aquellas que hacemos que nos hacen más vulnerables y riesgosos a los daños. Traduciendo esto al terreno marital, diríamos que una pareja riesgosa es aquella que nos hace y se hace vulnerable al daño, ya sea por sus problemas de mal manejo de la ira, del control de los impulsos, de la baja tolerancia a las frustraciones, de la violencia o agresiones recurrentes, de los celos descontrolados, del abuso del alcohol o drogas ilegales; o de los insultos, descalificaciones, amenazas y acosos sexuales, maltratos psicoemocional y de control y fiscalización a través de golpes, cortaduras o uso de arma, como forma de ejercer el poder en una relación.

La dinámica de una pareja de alto riesgo se establece en una relación de amo-esclavo, de autoritario y sumisión, de sádico y masoquista, de dependiente y codependiente, de triángulo patológico, donde se vive en la agonía de la angustia de separatidad no resuelta, la psicodependencia emocional y la carencia afectiva. La elección y vivencia con una pareja de alto riesgo empieza desde el noviazgo, donde se dan episodios de control, acoso, amenaza, humillaciones, violencia y la recurrencia a practicar daño, unido a la pasión, el sexo, la seducción, la conquista y ciertos beneficios y ventajas que confunden a la pareja, con el indicador de alto riesgo. De ahí que la relación se establece de forma inmadura, compulsiva y de estilo de vida irresponsable. Algo así como: “me gusta pero no me conviene”, “me conviene pero no me gusta” “no me gusta ni me conviene”, etc.

Los amores adictivos reproducen parejas dependientes y con dinámicas complementadas, pero disfuncionales y de alto riesgo; dado las luchas de poder, la hostilidad, la sed de venganza, el odio-amor que se profesan, y más que nada, la alteración psicopatológica que padecen y no tienen conciencia del riesgo y del daño en que viven.

Esas personalidades de alto riesgo en las parejas son: los psicópatas, los de trastornos límite de personalidad, los narcisistas, los impulsivos, los de conductas pasivo-agresivas, los dependientes de sustancias y los de patología familiar. Debido a que la vida y las sociedades de consumo, del hedonismo y de la deshumanización de los valores, de la afectividad y del apego, han reproducido la crisis de los vínculos, la alexitimia social, el individualismo, el desamor y la utilidad del otro(a) en función de la auto-gratificaciones.

Hoy tenemos o socializamos con parejas de alto riesgo y de tendencia a terminar mal: cárcel, cementerio, despersonalización, resentimiento social, traumas y estrés post-traumático.

Al amor y a la elección de pareja hay que meterle cerebro, inteligencia emocional y social. Hay que aprender a ceder, perder, retirarse, para ganar, avanzar y lograr otras oportunidades y otros encuentros con parejas y amigos sanos, oxigenantes, nutrientes y saludables.

Las muertes pasionales, los feminicidios, el sicariato por relaciones triangulares se pueden prevenir y evitar. Cada quien como adulto debe ser responsable de buscar la ayuda. Pero también un padre, una madre, unos hermanos, deben ir por el auxilio de un familiar atrapado en una relación de alto riesgo y no sabe qué hacer.

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