Cuba no amenaza las exportaciones dominicanas

Cuba no amenaza las exportaciones dominicanas

Recientemente el gobierno cubano y el norteamericano anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Se avizora que los más de cincuenta años de embargo, producto de las expropiaciones no compensadas a empresas norteamericanas, llegarán pronto a su fin. Anuncio real y palpable, lo primero; expectativa, lo segundo. Las relaciones diplomáticas son una decisión administrativa del gobierno americano; lo segundo necesita de la derogación de una ley.

En nuestro país, el anuncio ha generado muchas expectativas; varias negativas. Algunos, por ejemplo, reaccionan con temor, con un tono de preocupación, con un gesto de “se los dije” basados en la cercanía de Cuba a los EE. UU. y los innegables niveles educativos alcanzados por ese país. Así, asumen que RD perderá participación en los mercados americanos. ¿Esas preocupaciones estarán respondiendo a meras conjeturas o hay estimaciones del posible impacto en el comercio y turismo dominicano?

Muchos de los retos de la economía cubana no pueden ser atribuidos exclusivamente al embargo. Cuba tiene un PIB per cápita similar al de RD, pero su IDH es superior al de RD, y una población similar a la de nuestro país (algo más de 11 millones de habitantes). 98% de cobertura escolar, mientras que nosotros apenas estamos empezando a importantizar la educación con un mayor gasto; pero Cuba tiene grandes retos en materia competitiva. RD, por ejemplo, duplica las exportaciones cubanas, y en materia de turismo, Cuba recibe dos millones de turistas anuales, cuando la RD recibe esa cantidad sólo en Punta Cana. Siempre hemos competido en los mismos mercados, porque el único mercado vedado a Cuba, y que sí tiene RD, es el americano. Desde hace décadas, la Unión Europea y Canadá han mantenido relaciones de inversión y comerciales con la isla de gobierno socialista, al igual que RD.

¿Habrá creación o desvío de comercio cuando el embargo americano cese? Eso dependerá de qué tan rápido puede el sector productivo cubano lograr niveles de competitividad para adaptarse al mercado norteamericano. Al tiempo que sería importante saber a ciencia cierta en qué condiciones podría atraer nuevas inversiones. El tema central en esas relaciones no es el embargo, sino cuáles reformas estructurales se producirán en Cuba.

El embargo tardará un buen rato en levantarse y todavía un rato más en mostrar si hay creación o desviación de comercio; tanto por las dificultades de la política doméstica de los EE. UU. como por las complejidades de un acuerdo comercial necesario, que partirá de qué tanto se lesionó la economía cubana y qué tanto fueron penalizadas las empresas norteamericanas con las expropiaciones. Es razonable pensar que el camino de las negociaciones entre EE. UU. y Cuba es todavía muy largo.

La normalización de las relaciones cubano-americanas terminará creando comercio para todo el Caribe, que también ha sido afectado por el embargo (por ejemplo con la dificultad de pagos a través de bancos corresponsales americanos), ofreciendo nuevas oportunidades para RD. Nuestras exportaciones no están amenazadas por la apertura de EE. UU. a Cuba. El desafío, con embargo a Cuba o sin él, es atender las muy poco discutidas reformas estructurales que ya van siendo impostergables.

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