Cuidar del agua como cosa de vida

Cuidar del agua como cosa de vida

El país tiene instalado el doble de la capacidad de producción y generación de agua potable que necesita pero por problemas de gestión el suministro es deficitario. Este dato consta en el “Monitoreo de los Avances de País en Agua Potable y Saneamiento” (MAPAS) del Banco Mundial. El resultado de ese estudio y los altos índices de desperdicio por parte de los usuarios sugiere que hace falta diseñar un modelo de gestión que enfatice en la eficiencia de los medios de producción y suministro por un lado, y de uso racional de parte del público por el otro lado.
No puede ser sostenible un modelo de gestión que enfrenta pérdidas del 54% del agua producida por los 1,272 acueductos que posee el país, pues. A esas pérdidas hay que sumar las que devienen del dispendio por parte de los usuarios. El estudio comprobó que por desconfianza en la calidad, el 78% de la población paga RD$7.00 por galón de agua embotellada, un precio que es 284 veces superior al de RD$6.50 que cuesta el metro cúbico de agua suministrada por los acueductos.
La gravedad de la situación se agudiza si se toma en cuenta que entre los factores negativos comprobados por el estudio del Banco Mundial, está el hecho de que el suministro de agua es intermitente y de que no hay un catastro de la gente que, por esa causa, debe conservar agua en cisternas y tinacos.

Negociaciones con doble cara

La oposición de Venezuela está dividida y el gobierno de ese país demuestra que juega a la doble cara: por un lado dice creer en el diálogo, al que ha acudido en Santo Domingo y que describe como esperanzador para liberarse de un conflicto creado por él mismo con sus políticas y acciones contra el orden institucional y las actividades productivas. Y por el otro, proclama en Caracas que “nada va a cambiar con las negociaciones”, dicho por un chavista mayor como Diosdado Cabello.
Eso da a entender que el régimen de Maduro procura ganar tiempo, ilusionando a los espectadores con posibilidades de un acuerdo con sus rivales. La mediación en pie, basada en el interés de lograr una salida pacífica, debe ver bien las cosas y ponerlas en su justo lugar para no serle útil a un régimen en sus segundas intenciones.

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