“Como en toda profesión, hay buenos y malos”, así se expresó Cuquín Victoria sobre las generaciones de humoristas en el país, durante un conversatorio que se realizó en el Centro Cultural Banreservas.
César Augusto Victoria Suazo (Cuquín) agregó que después de su generación de comediantes han surgido tres más, en las que siempre habrá unos que entran porque tienen talento y otros por ganar dinero.
El destacado comediante, quien describió su niñez como llena de amor y calidez familiar, narró que la vena de humor la heredó de su familia materna.
“Desde pequeño estuve ligado al humor. Mi mamá hacía chistes y mi primo Emilio Suazo hacía un periódico a mano para contar los chismes de la casa”, recordó con carcajadas.
Cuquín llegó al Centro Cultural acompañado de su esposa, Clemen Damiró de Victoria, quien se refirió a su compañero de 48 años como el tranquilo del hogar, reflejo de lo que vivió en su infancia.
“Yo no peleo con nadie. Es un patrón de vida”, expresó el comediante mientras reía. Comentó que afortunadamente ha tenido mucho trabajo y eso se paga, y que en ocasiones, antes de una presentación, debe “quitarse el traje humano” –los problemas personales– para hacer pasar un buen rato a los demás.
“Es un privilegio hacer reír a otros”, externó Victoria, para quien una de las satisfacciones en el arte ha sido recibir el aplauso de la gente como se recibe en el teatro, de manera inmediata, “además de compartir su carrera con grandes y queridos colegas”