Daniel Boorstin

Daniel Boorstin

Atrapados entre dos eternidades –el pasado desvanecido y el futuro incierto-, jamás dejamos de determinar nuestra posición y nuestro rumbo. Heredamos el legado de las ciencias y las artes las hazañas de los grandes descubridores y creadores…- Todos somos buscadores. Todos queremos saber por qué. El hombre es el animal que hace preguntas… Daniel Boorstin
Aunque mi querida Magdalena Rathe disfruta más la escritura de lo que siento, voy a hacer una larga parada, para dedicarme a la escritura de lo que pienso. Espero no cansar como me sucedió durante la serie acerca del concepto “soberanía”, en el que un asiduo lector me detuvo en una tienda para decirme que estaba cansado del tema. Riesgos del que escribe. Y riesgo también del que quiere complacer a sus lectores.
La serie que inicio hoy es sobre el pensamiento de Daniel Joseph Boorstin (1 de octubre de 1914-28 de febrero de 2004), uno de los historiadores y pensadores más profundos e interesantes de los Estados Unidos. Conocí de su existencia en una librería local. Fui a ver alguna novedad y encontré la obra: “Los pensadores”. Lo compré de inmediato y al iniciar su lectura me atrapó la belleza de su prosa y la profundidad de sus planteamientos. De inmediato lo coloqué en mi lista de pendientes. Ha llegado el momento de iniciar el viaje por las profundidades de la obra de este gran intelectual norteamericano.
A través de su vida fue distinguido con importantes premios como el Premio Pulitzer de Historia y el premio Dexter en 1974. En Francia fue galardonado con el título “Caballero de la Legión de Honor en 1984. Dos años más tarde obtuvo el Premio Watson-Davis de Historia de la Ciencia por su obra “Los Descubridores”.
Sus obras más famosas son Los Americanos, dividida en: La Experiencia Colonial (1959), La Experiencia Nacional (1966) y La Experiencia Democrática (1974). Los Descubridores (1983), Los Creadores (1992) y Los pensadores (1999).
Como lo primero que leí de Boorstin fue “Los Pensadores”, quise buscar alguna opinión sobre esta obra. Gracias a la magia del Internet encontré una del mexicano Miguel Cabrera (Ciudad de México, 1988), quien pertenece al consejo editorial de la Revista Cuadrivio. Afirma el crítico que la enseñanza final del libro era la siguiente:
“Se nos enseña a pensar que la historia es unitaria –rezaba el inicio del texto–, la de los acontecimientos que fijan las improntas del recuerdo, del análisis, de la memoria que forma la identidad de una sociedad. Es un juego con la temporalidad en su concepción lineal que a tiempo esclava de una circunferencia a la distancia, así como las matemáticas euclidianas, se resistían a la obviedad de sus límites. Mas la infinita cantidad de eventualidades que se escapan al azoro de nuestros cronistas es tal, que abrazar tan enorme conjunto solo les es posible a los pensadores de las generalidades, no a los políticos de las abstracciones que gustan de presumir una pureza en sus conceptos, de sus ideales”.[1]
Los Pensadores es la obra cumbre de su trilogía final, integrada por Los descubridores y Los creadores. Al crítico literario le ha encantado, como me pasó a mí, con “la brillantez con que está trabajada la escritura y su enorme capacidad de síntesis”. Afirma que en cada página Boorstin reafirma que es un verdadero erudito, aunque difieras de sus posiciones. “Y es que la erudición invoca sus propias dificultades, que son las de las desafecciones, ya sea hacia la profundidad o a la amplitud con las que un tema es abordado”.[2]
Otro lector crítico de la obra de Boorstin, Marcos Ros Martín[3], reconoce el talento y la formación de este historiador-pensador singular. La formación de Boorstin era diversa, era abogado, historiador y bibliotecario. Fue profesor de la Universidad de Chicago por mucho tiempo, y desde allí se perfiló como el intelectual que era.
Un dato interesante, Boorstin fue bibliotecario de la Biblioteca del Congreso entre 1975 y 1987 y su paso por ese frío lugar todavía se recuerda. Su huella fue duradera, pues como dice Ros Martín, “aportó literalmente ráfagas de aire fresco a una institución pesada e intimidante cuyos 241 kilómetros de estantes y 19 salas de lectura eran tierra incógnita para la gente de a pie e incluso para muchos eruditos. Suya fue la orden de que las majestuosas puertas de bronce de la biblioteca más grande del mundo permanecieran abiertas, instalando a la entrada mesas de pic-nic y bancos”.
Afirma el estudioso de Boorstin, que este intelectual poseía una energía impresionantemente prodigiosa. Tenía una capacidad de escribir como pocas personas, pues “escribía casi todos los días, casi todo el tiempo”. Pero ese hábito maravilloso molestó a algunos senadores, quienes le exigieron que no escribiera, pues había sido contratado como “bibliotecario”. Boorstin se negó a dejar de escribir. Solo les afirmó que lo haría en su tiempo. Entonces escribía en la noche, los fines de semana y los días feriados.
Ros Martín parece que conocía muy bien a Boorstin el hombre. Afirma en su artículo que el historiador-abogado-bibliotecario era un hombre muy ingenioso y poco dado a los formalismos, a pesar de ser políticamente conservador y “partidario de las corbatas de pajarita y las ideas no convencionales”.[4]
Con este artículo iniciamos un viaje único y sorprendente por las profundidades del pensamiento de un singular pensador. Más que historiador, que lo era y muy bueno, Boorstin se preocupaba por el pensamiento. Cuestionaba los hechos de la historia desde una perspectiva filosófica. No se conformaba con describir y descubrir los acontecimientos. Al analizar un dato se preguntaba siempre muchas cosas. Su preocupación era el pensar qué había detrás de cada información fría que nos ofrecen los documentos. Ir más allá, hasta donde lo llevara su capacidad de pensar.
En esta serie que iniciamos hoy, trabajaremos no solo con sus principales obras, sino también con algunos artículos publicados en revistas, en los cuales Boorstin presenta reflexiones interesantísimas sobre temas muy concretos.
Nos vemos en la próxima. Magdalena, lo siento. Te sigo queriendo. Ahora doy rienda suelta a otra parte de mi ser: la escritura de lo que pienso, que me encanta porque me permite descubrir un mundo nuevo.

[1]Miguel Cabrera Los pensadores, de Daniel J. Boorstin, en Revista Cuadrivio, Agosto 1, 2010. [2] Ibidem.
[3] Marcos Ros Martin, Daniel Boorstin. Historiador, bibliotecario ganador de un premio Pulitzer, http://www.documentalistaenredado.net/115/daniel-boorstin/[4] Ibidem.

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