A 188 días de las elecciones ya politólogos y analistas comienzan a admitir dificultades de Danilo candidato para ganarlas; contrariando argumentaciones previas de ostentadores del poder que creían, y/o hacían creer, artificial y deliberadamente, que le proporcionarían “imbatibilidad”: deleznable popularidad y falsa creencia que detentación del poder constituye garantía para perpetuarlo.

Ahora, una especie de epidemia de ineptitudes le han caído encima a un gobierno distraído en cumplir obligaciones administrativas fundamentales acentuadas por empeños de reelección que obstaculiza el bien gobernar que la justificaría. Esa epidemia habrá de gravitar sobre el presidente-candidato hasta abatirlo, so pena, de no ser así, de imputársele insensibilidad impropia del buen gobernante.
Los ejemplos de esta epidemia son “anchos y ajenos”; parodiando al novelista peruano Ciro Alegría calificando al mundo.

Son anchos al abarcar todas las áreas gubernamentales: Importa plátanos para contrarrestar carestía, pero siguen caros; dizque corrige déficits pero impone presupuesto deficitario y endeudado; surgen amenazas turísticas que nadie corrige-dengue, sargazo y “air cocaine”- abonando amenazas preexistentes; se percibe un funcionariado débil y/o doblegado ante chantajes en el transporte por gremios, en el tránsito por empresas de semáforos, en empresas energéticas que no reducen deudas aunque le paguen, ni precios aunque baje el petróleo como también en combustibles por mantener márgenes intactos.

Autoridades dan malos ejemplos ambientales: no disponen desperdicios, podan enconadamente árboles, producen ruidos, malos olores y taponamientos, mantienen destapados recipientes que llaman a tapar. Denuncian lo que tienen que resolver: que sobran hospitales en zonas despobladas mientras faltan en zonas pobladas almacenando enfermos y reproduciendo enfermedades infecto-contagiosas; que suben precios que debieran hacer bajar.

Sus funcionarios educativos desacreditan “revolución educativa” y frustran ilusión ciudadanía del 4%: escuelas mal construidas focalizan corrupción, maestros se reprueban más que alumnos, alfabetizados solo aparecen en propaganda oficial y cotidianamente se denuncia alimentación agusanada
La parte ajena del mundo enrostra esta epidemia de ineptitudes. Índices internacionales nos sitúan entre los peores: en educación y energía ocupamos últimos lugares. OMS acaba de regañarnos por ser la peor nación que ha manejado el dengue, apenas terminando el bulto mediático del pasado fin de semana. El embajador USA pasa horas con el procurador después de visita sorpresa francesa y evidenciarse ineptitudes en nuestro sistema de justicia (Jueces, Procuradores, Prisiones).

El gobierno colma esta epidemia intentando perpetuar, en connivencia y complicidad con partidos tradicionales, control de poderes, contrariando esencias democráticas generando inconformidades y fraccionamientos reversibles en su contra; abonando el abatimiento presidencial hasta bajarlo del 50%, con repercusiones psicológicas magnificadoras del mismo.

El gobierno pues, le está facilitando el triunfo a la oposición. Solo falta que ésta actúe cuidadosamente. Sin triunfalismos.