Era una muerte anunciada. Con las posiciones férreas, se sentaron en la mesa de las negociaciones sin ninguna intención de hacerlo: su único objetivo era doblegar a su contendiente y así, evidentemente, no había manera de que concertaran nada.
Reunión tras reunión, el mismo tema quedaba sin resolver: el del padrón que se utilizará en las primarias o, lo que es lo mismo, darle la victoria a Danilo Medina o Leonel Fernández, quienes dejan muy claro que cada uno quiere imponer las primarias que le permita alzarse con la candidatura y el poder en el 2020.
Los legisladores, como de costumbre, vuelven a traicionar a los votantes y, en lugar de hacer lo más conveniente para la democracia, juegan a matar el tiempo y a darle largas al asunto. Por ello, Reinaldo Pared se dio por vencido, deja que la Cámara de Diputados tome su decisión y los diputados, a su vez, extienden por 30 días más el plazo de la comisión especial que estudia el proyecto.
Vistos los hechos, como nadie quiere perder la contienda final, lo que harán es lo de siempre: el proyecto será puesto a hibernar por tiempo indefinido hasta que algún incentivo ruede por el Congreso y se aprueben las primarias abiertas o, en caso contrario, se aprobarán las cerradas y el proyecto regresará al Senado y ahí, probablemente, morirá.
¡Qué duro es que una legislación tan necesaria peligre por las apetencias personales de los dos grandes caciques del peledeísmo! Los políticos como ellos, así los que le hacen el juego, provocan que gente como Ramfis Domínguez Trujillo vaya ganando adeptos. ¿Así como pueden decir que hacen Patria?