Todos estábamos equivocados con el Presidente Danilo Medina en materia de política exterior. Pensábamos que este discreto, austero y humilde líder político manejaría las relaciones exteriores de su Gobierno desde su despacho en el Palacio Nacional, y que sus salidas al extranjero serían esporádicas, tal cual hizo el Dr. Joaquín Balaguer en los períodos que le tocó dirigir la nación.

Sin embargo, para sorpresa del país, Danilo Medina ha estado participando personalmente en los principales foros y cumbres continentales mediante viajes relámpagos, pero productivos, priorizando su concurrencia en eventos vitales para la integración regional como el caso del SICA que se reunió en Costa Rica, y Petrocaribe en Nicaragua.

El Presidente Medina ha valorado en su justa dimensión la importancia de Petrocaribe en términos económicos y ha apoyado sin reservas la creación de una zona económica, que coincide con la necesidad de República Dominicana de buscar nuevos mercados en ocasión de la veda arbitraria de Haití a nuestras exportaciones de pollos y huevos.

La agresiva y fulgurante política exterior que está poniendo en práctica Danilo Medina es muy correcta y sus resultados positivos se verán de un estadista cuyas visitas al extranjero son de índole institucional, con una reducida inversión de recursos, libre de francachelas y de derroche, comportamiento que lo define como un Presidente honesto, consciente y austero.

Sin proponérselo, Danilo Medina está superando con creces el nivel de las relaciones internacionales heredadas del Dr. Leonel Fernández, quien en honor a la verdad se convirtió en una gran figura en la diplomacia exterior, pero el actual Presidente lo está haciendo con la modestia, el pragmatismo y la velocidad que exigen las circunstancias.

En un tiempo récord Danilo Medina ya es una figura altamente conocida en el ámbito internacional, admirada y querida también por su trato afable, sencillo, humano y por su amplia visión sobre la problemática mundial.