El toletero dominicano David Ortiz ha tenido una carrera impresionante en las Grandes Ligas, principalmente desde que llegó a los Medias Rojas de Boston en el 2003.

Ganador de dos anillos de campeón (2004, 2007), Ortiz ha sido la cara exclusiva de Boston en los últimos cinco años.

Pero más que asumir un rol de líder, el bateador designado ha comenzado a redondear una carrera que pone a muchos a pensar en lo siguiente: ¿Podrá David Ortiz ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown?

En una época como la actual, en la que no hay un estándar claro y los votantes han fijado posiciones radicales en torno a los sospechosos de usar sustancias para mejorar el rendimiento, ya no solo es hablar de números.

Ortiz no es cuestionado por dopaje a pesar de la publicación de hace tres años del NY Times en la que se dijo que él habría estado en el listado de los 204 peloteros que arrojaron positivo a esteroides en el 2003.

Pero el verdadero reto que enfrenta Ortiz frente a los votantes es uno del que se ha hablado por mucho tiempo: ¿es un designado “digno” de Cooperstown?

Históricamente, Ortiz ha vivido en carne propia la discriminación ante los designados en las votaciones para el premio al Jugador Más Valioso.

Es más, entre los miembros del Salón de la Fama, Paul Molitor y Jim Rice son los únicos inmortales que han jugado un 25 por ciento de sus juegos como designados.

El año pasado, Edgar Martínez apareció en la boleta y recibió un 36.5 por ciento de los votos cuando se necesita un 75 por ciento para ingresar.

Logros y méritos personales Ortiz tiene de sobra para entrar a Cooperstown.

Ya acumula 402 cuadrangulares y 1,331 remolcadas.

También acumula 485 dobles y más importante todavía es el nivel de protagonismo y decisión para dos campeonatos de Boston, incluyendo romper una sequía de 86 años sin coronas.

¿Es David un futuro inmortal?

Desde mi punto de vista, sí.