De enfermedades, huracanes y terremotos

De enfermedades, huracanes y terremotos

La era digital se mueve aceleradamente a una velocidad jamás soñada por la mente humana. Pasado, presente y futuro están colocados tan cercanos entre sí que pudiéramos imaginarlos casi pisándose los talones. Rápidamente, el hoy se vuelve ayer, y el mañana es ahora. Giramos en espiral ascendente vertiginoso con escaso tiempo para mirar, y poco espacio en el cual reflexionar acerca de lo observado. Resulta imperioso hacer un alto en la escalada, a fin de contemplar lo andado para reorientar las coordenadas y así dirigirnos hacia una sana, equilibrada, justa y solidaria convivencia de toda la humanidad. Basado en las enormes riquezas existentes y los grandes avances de la ciencia no resulta una utopía el pregonar que un mundo mejor es posible. Conocemos el origen y desarrollo de las principales enfermedades que diezman a millones de personas. Se ha confirmado el viejo axioma de que uno nace y el medio lo hace. Podemos, gracias a la nanotecnología, verificar las características del genoma humano, previo a la fecundación, y de esa manera ayudar a reducir considerablemente la incidencia de muchos males hereditarios. Hemos descubierto nuevos estilos saludables de vida, así como la prevención, cura temprana, y el control de un considerable número de afecciones. Sólo basta una puntual asignación de los recursos financieros apropiados para borrar del mapa universal, decenas de enfermedades que hoy son comunes.
Nunca como ahora pronosticamos y seguimos con detalles el origen y la ruta de los huracanes. Estos siniestros atmosféricos nos han enseñado mucho, sin embargo, no hemos aprendido lo suficiente como para que estas graves tormentas dejen de ser una amenaza mortal para los grupos vulnerables. Las lluvias torrenciales que acompañan a los ciclones dejan una secuela de calamidades sanitarias estadísticamente calculables, y por ende manejables, siempre y cuando se disponga de los recursos humanos e insumos materiales de lugar.
Ya se empieza a descifrar el enigma de los terremotos, por lo que es muy probable que en un futuro no lejano, podamos predecir estos fenómenos naturales, tal y cual lo hacemos ahora con los huracanes. Cada día se acumulan más evidencias acerca del rol dañino que el calentamiento global está teniendo sobre la tierra. El fenómeno de El Niño, las intensas sequías, lluvias, tormentas atmosféricas, los temblores, las plagas y las nuevas epidemias, son muestran suficientes para que reclamemos la reducción mundial, gradual y efectiva del uso de combustibles derivados del petróleo, como fuente primaria de energía. Urge la búsqueda de fuentes alternativas; el egoísmo y los intereses particulares de ciertos sectores poderosos no pueden sobreponerse al interés general.
La lucha por la vida y la salud de la presente y futuras generaciones es un compromiso ético de todos los hombres y mujeres conscientes que ahora pueblan el planeta tierra. No es posible que la ceguera y obsesión de unos pocos logre castrar el sano futuro de la humanidad. La comunicación efectiva e instantánea, gracias a las facilidades que Internet nos brinda hoy, es nuestra gran aliada. Por medio de ella se permite transmitir, compartir, intercambiar y construir una nueva alternativa de sobrevivencia.
Ya no podemos culpar a los malos espíritus, ni a seres de otros planetas como responsables de nuestras calamidades. Conocedores de la verdad, sabemos que ella nos hará a todos libres, sanos y felices.

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