– Aunque la Comisión Organizadora de la XXX Convención Ordinaria contó los votos y proclamó, en tiempo récord, al ingeniero Miguel Vargas Maldonado como reelecto presidente del PRD, Guido Gómez Mazara tiene sus propios resultados y quiere que se conozcan para que, por lo menos, consten en el expediente, y la historia se escriba completa y sin cabos sueltos. Según esos resultados Guido ganó la convención, en los centros –valga la aclaración– donde se pudo votar, con el 65% de los sufragios, en un proceso en el que tan solo habrían votado 19,098 perredeístas, de los cuales Vargas Maldonado obtuvo 6,106 votos, para un 33.28%, y Gómez Mazara 11,955. Claro está, esos patéticos resultados, más propios de la elección de la directiva de los Rotarios que del principal partido de oposición del país, no alteran la realidad pura y dura: Vargas Maldonado es el “propietario” de la franquicia política llamada PRD, gracias a la farsa antidemocrática que lo impuso en la presidencia de esa organización y una JCE que simplemente se limitó a aplaudir, con mal disimulado entusiasmo, desde las graderías. Un servidor está convencido de que Guido siempre supo que no podía, dadas las circunstancias en que se celebró esa convención, ganarle a Vargas Maldonado, por lo que de alguna manera debe estar preparado para las consecuencias de esa agriculce derrota, que en su caso no son necesariamente negativas. Pero resulta más que evidente que no fue el único perdedor en esa convención, que parece sellar definitivamente una nueva y traumática división del PRD, aunque Vargas Maldonado y su menguada tropa se esfuercen, con más cara dura que buenas razones, en demostrar lo contrario.