El empréstito de 429,000 libras esterlinas, concertado en 1869 entre Buenaventura Báez y Edward H. Hartmont, constituyó el primero de una secuencia de financiamientos y convenios que generaron una deuda externa inmanejable, causando la pérdida de la soberanía nacional. Paliando esos tiempos aciagos, en septiembre 24, 1940 el secretario de Estado norteamericano Cordell Hull y Trujillo, firmaron en Washington el Tratado Trujillo–Hull. Trujillo ordenó a su presidente títere, que lo nombrara Embajador Extraordinario en Misión Especial con poder para firmar ese acuerdo, formalizando una deuda de 16 millones. En 1940 las aduanas retornaron a manos dominicanas, se fue amortizando la deuda externa y terminó saldándose en julio de 1947, pagando $9,271,855 a tenedores de bonos y convirtiendo deuda externa en deuda interna. Trujillo fue endiosado, sin razón, como “Restaurador de la Independencia Financiera”.
Conmemorando el Centenario, hace 75 años, en febrero de 1944 inauguraron el “Monumento Cordell Hull”, hoy llamado “Obelisco Hembra”. El historiador César Herrera Cabral publicó en 1957 “De Hartmont a Trujillo” divulgando valiosísimas informaciones. Fue reeditado en mayo 2008, prologado por Bernardo Vega, quien desmitifica a Trujillo: “…el gobierno dominicano lo que realmente hizo fue copiar lo que previamente había hecho el de Haití en el manejo del mismo asunto…” Vega pondera positivamente el valor del libro y resalta que don César, aun siendo funcionario gubernamental escribió una obra enciclopédica y, “… en realidad tan sólo dedicó 28 de sus 456 páginas a citar lo sucedido con la deuda externa durante la dictadura”. Vega exhortó a leer el libro: “Que no se engañe el lector con el título. Tiene que ver mucho más con Hartmont que con Trujillo”. En cambio, este escrito tiene que ver mucho menos con Hartmont que con Danilo.
En febrero 2018 nuestro artículo “La Declaración del FMI y el Salvamento Griego”, refutó la falseada bondad económica: “Un chusco me comentó que ese supuesto desempeño sería comparable a los bíceps o “molleros” de un fisicoculturista de musculatura lograda artificialmente con esteroides anabólicos, y que la economía ingiere en forma de un endeudamiento insostenible”. La deuda, como círculo vicioso, crece más que la economía, contrariamente a “falacias ad-numerum” gubernamentales.
Para detener el orgiástico endeudamiento de Danilo, los miembros de Conciencia Nacional interpusimos, “intuitu personae”, una acción directa en inconstitucionalidad contra la Ley 64-18 que autoriza la Emisión y Colocación de Deuda Pública por un monto de RD$190,090,390,000.00, ampliables hasta RD$231,880,048,996.00. Desafortunadamente, el Tribunal Constitucional rechazó ese recurso, con 4 votos comentados, validando una ley cuya aprobación se basó en reglamentos congresuales cuya inconstitucionalidad será sentenciada, más temprano que tarde. La acción de Conciencia Nacional proporcionó al país un respiro de 5 meses sin emitir nuevos bonos. Tan pronto el Tribunal Constitucional falló, Danilo emitió, de un golpe, 63,400 millones de pesos y 2,500 millones de dólares que, según el experto José Rijo, 71% serán para amortizar deuda y pagar intereses, y sólo 5% para obras.
Danilo no reedita la impresión de “Papeletas de Lilís” que incidieron en el magnicidio de Moca, pero padece de una adicción incurable: el endeudamiento. Iniciando su gobierno en septiembre 2012, la deuda era de US$18,708 millones y en marzo 2019 llegó a US$42,077 millones, más del doble en 6 años y 6 meses, sin incluir los últimos bonos y otras deudas ocultas. La deuda actual no es aún mayor porque en 2015 Maduro, asfixiado, negoció US$4,027 millones de deuda de PetroCaribe, con un descuento de 52%, reduciéndose mágicamente el endeudamiento en US$2,094 millones. De “chepa” o por casualidad bajó la deuda y Danilo, orondo, recordaría sus lecturas ideológicas: “La casualidad también es una categoría histórica”.
Sin fundamento, Trujillo fue proclamado oficialmente “Restaurador de la Independencia Financiera” y Danilo, con su patológico endeudamiento, se ha auto-proclamado, con fundamento, “Restaurador de la DEPENDENCIA Financiera”, generando impredecibles secuelas.
El Tribunal Constitucional le dejó manos libres para que Danilo siga endeudándonos, para gastar lo que no es suyo en su re-reelección. Danilo, ante su derrota, está calibrando el temporizador de una bomba de relojería, preconcibiendo que la crisis de deuda que él dejará como herencia camandulera le explote al gobierno democrático que lo sucederá en el 2020, usando Danilo una irresponsable consigna: “El que venga atrás que arree” y queriendo asustar con la frase deLuis XV: “Después de mí, el diluvio”.