Terrible, aquella jornada quedará marcada en nuestra alma toda la vida. La muerte de dos mujeres, de forma insensata y dolorosa, nos obligará a recordar ese lunes 20 de marzo del 2017 para siempre. Al hacerlo, volveremos a preguntarnos cuántas personas más tendrán que morir para que el Gobierno entienda que ya tocamos fondo y tiene que hacer algo para enfrentar la delincuencia desenfrenada que está, literalmente, matándonos poco a poco.
Aún estábamos en shock por la muerte de Delcy Yapor, alcanzada por una bala disparada a dos asaltantes, cuando supimos que Jacqueline de la Cruz había sido asesinada en medio de un asalto. A esos casos, indignantes y absurdos, le sucedieron los de José Rafael Pichardo Almonte, María Yvelisse Martínez, Estiven Rafael Rabelo Isabel y Julio Alberto Martínez Martínez, otras cuatro muertes relacionadas por la delincuencia que tuvieron lugar entre las 7:30 de la mañana del martes y la 1:45 de la madrugada del miércoles. Es decir, en menos de 24 horas.
Seis vidas han sido segadas en menos de 48 horas. Estremecedor, este balance debería sacudirnos a todos, sobre todo al presidente Danilo Medina. ¿Nunca se va a dar cuenta que su política en materia de seguridad es un tremendo fracaso? ¿Qué tenemos que hacer para que haga algo? ¿No se da cuenta que tenemos miedo de salir a la calle y que hay mucha gente buena e inocente muriendo?
Las patrullas mixtas, esas que se anuncian con bombos y platillos cada vez que nos indignamos, no resuelven nada. La situación, lo podemos comprobar, solo empeora. ¿La mayor tragedia? Danilo ni mira ni habla. Lo de él son las visitas.