De la estupidez a la locura

De la estupidez a la locura

El 19 de febrero de 2016 se convirtió en día de luto universal para los que seguíamos con fidelidad cronológica la obra literaria de Umberto Eco, hombre de letras italiano, quien trascendió generaciones y continentes. Fue poseedor de un pensamiento filosófico amplio y profundo, así como de un estilo narrativo atractivo y contagioso. Su último libro es una selección de artículos de prensa aparecidos en los primeros 15 años del presente siglo. El texto consta de 493 páginas con temas variados que oscilan entre crítica a la sociedad de consumo, el ensimismo causado por los teléfonos móviles, las redes sociales, reflexiones sobre el odio y la muerte, religión y filosofía, juventud y vejez, racismo, educación, lectura, y todo un etcétera.
Tratando el tema de la felicidad toma como pie de amigo la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de la que extrae: “A todos los hombres se les reconoce el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”. Sobre ello comenta Eco: <<La idea de felicidad nos hace pensar siempre en nuestra felicidad personal, raras veces en la del género humano; es más, con frecuencia nos sentimos inducidos a preocuparnos muy poco por la felicidad ajena para perseguir la nuestra… De esta idea de felicidad está imbuido el mundo de la publicidad y del consumo, en el que cualquier propuesta se presenta como un llamamiento a una vida feliz, la crema reafirmante para la cara, el detergente que por fin quita todas las manchas, el sofá a mitad de precio, el licor para después de la tormenta, la carne enlatada alrededor de la cual se reúne la familia feliz, el coche bonito y económico y una compresa que les permitirá entrar en un ascensor sin preocuparse por el olfato ajeno>>. A manera de colofón sugiere que el sagrado compromiso constitucional norteamericano debía rezar: <<A todos los hombres se les reconoce el derecho-deber de reducir la tasa de infelicidad en el mundo, incluida por supuesta la nuestra, y de esta manera muchos estadounidenses habría entendido que no deben oponerse a los cuidados médicos gratuitos. Pero claro, se oponen porque les parece que esta idea extravagante perjudica su derecho personal a su personal felicidad fiscal>>. Este artículo vio la luz pública en el año 2014.
En el 2015 escribió La sociedad líquida, en donde nos dice: <<Con la crisis del concepto comunidad surge un individualismo desenfrenado, en el que nadie es ya compañero de camino de nadie, sino antagonista del que hay que guardarse… Se pierde la certeza del derecho y las únicas soluciones para el individuo sin puntos de referencia son aparecer como sea, aparecer como valor, y el consumismo. Pero se trata de un consumismo que no tiende a la posesión de objetos de deseo con los que contentarse, sino que inmediatamente los vuelve obsoletos, y el individuo pasa de un consumo a otro en una especie de bulimia sin objetivo… Crisis de las ideologías y de los partidos: alguien ha dicho que estos últimos son ahora taxis a los que se suben un cabecilla o un capo mafioso que controlan votos, seleccionados con descaro según las oportunidades que ofrecen, y esto hace que la actitud hacia los tránsfugas sea incluso de comprensión y no ya de escándalo>>.
¡Aún pienso que Umberto Eco sigue vivo!

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