De la Navidad al consumo

De la Navidad al consumo

David Díaz.

Pocos pueden disentir del hecho de que la navidad se ha convertido en una conjugación del consumismo, en un principio la esencia de la navidad se centraba en el poder compartir con la familia y celebrar la tradición cristiana del nacimiento del niño Jesús, en nuestra época la narrativa ha dado un giro y el enfoque ha pasado al consumismo y la acumulación de “cosas” (así mismo, no bienes ni productos, cosas) y es que pareciera ser que el sentimiento popular de nostalgia y felicidad a motivado al dispendio irracional cargado de impulsos de publicidad e imágenes asociadas a la alegría de la navidad.

Teniendo en cuenta que 174 países de los 202 países existentes toman parte de esta festividad, podemos predecir que este evento es una oportunidad excelente para dinamizar las ventas, ¿Pero hasta qué punto es este impulso ético? Si se ve desde un punto de vista objetivo (como siempre trato de enfocar) el modelo capitalista en el que se desarrolla nuestra economía ha dejado atrás la imagen de Jesucristo y ha resaltado más bien la vanidad y la exaltación del ego alimentado por las posesiones materiales.

Ropas, ferias de vehículos, decoración de la casa, todo esto es promovido desde finales de octubre, pero el verdadero motivo de celebración que es de hecho, el nacimiento de Jesús no es promovido y el crecimiento económico (como país) que es perceptible solo por los grupos privilegiados de la clase alta deberían por suposición, de dinamizar el comercio, sin embargo, cada año se siente menos el espíritu navideño.

La fiebre de navidad empuja a las personas a comprar cosas que “necesitan” adquiriendo más de lo habitual con precios incrementados por la demanda temporal y el doble sueldo que se suprime tan pronto se recibe. Y es que lo que antes era un llamado a la reflexión, la unidad y el amor se ha transformado por las bocinas de los comercios en un llamado al gasto desenfrenado.

No voy en contra de hacer presentes en navidad, lo malo esta cuando este gesto le compromete sus finanzas, dígase, uso irresponsable de tarjetas de créditos o solicitud de préstamos de consumo y más cuando estos presentes no reflejan la filosofía cristiana de amor y unión que debería imperar ya que la fiesta tiene centro en el nacimiento de Jesús. Esta navidad en vez de comprar cosas sin necesidad ayude a una familia que lo necesite, que, aunque usted no lo perciba así, muchos no pueden ser parte de esta festividad por la miseria que los aflige, en vez de regalar consumición regale felicidad a alguien que en verdad lo necesite, ojalá y esto sea una reflexión para que podamos volver a la verdadera esencia de la navidad.

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