De la Renta y su huella indeleble

De la Renta y su huella indeleble

La muerte de Oscar de la Renta deja un vacío tan inmenso como impresionantes han sido sus realizaciones en el mundo de la moda. Por fortuna, el magnetismo de su personalidad y la calidad de su marca quedan como huella indeleble que lo harán perdurable en el recuerdo y la admiración. De la Renta perteneció a una casta selecta de diseñadores que pudieron abrirse paso en el exigente mercado de la alta costura. Sus primeras huellas en este ámbito las marca a los 18 años en Madrid, España, donde aprende de modistos prestigiosos, casi míticos, como Antonio Castillo y Cristóbal Balenciaga.

Su talento lo llevó en 1961 hasta París, donde durante dos años dio a conocer sus realizaciones. Luego se establece en Nueva York para colaborar con Elizabeth Arden y en 1965 crea la compañía Óscar de la Renta, que se convierte en su imperio. Fue escogido en dos ocasiones presidente del Consejo de Diseñadores de América en las décadas de los 70 y 80 y obtuvo reconocimientos como el CFDA al Diseñador del Año 2000, el Premio Leyenda Viviente, dos premios Críticos Americanos de Moda Coty e incluso un Salón de la Fama Coty. En España recibió en el 2002 el popular premio Aguja de Oro. Vistió a celebridades como Madonna, Anne Hathaway, Scarlett Johansson, Penélope Cruz, Sarah Jessica Parker, Cameron Díaz, Shakira y Michelle Obama. La filantropía estuvo entre sus rasgos notables. Paz a sus restos.

GIGANTISMO DE LA NÓMINA PÚBLICA

En un país que constantemente tiene que endeudarse para poder financiar su presupuesto, cada aumento injustificado de la nómina pública es una muestra de indolencia imperdonable. Entre agosto de 2012 y el mismo mes de 2014, el Ministerio de Educación incrementó su personal un 20.5%, el de Obras Públicas 13.6%, el de Industria y Comercio 189.9% y Salud Pública 9.2%, entre otros. Un factor agravante es que aparte del aumento del número de empleados, fueron muchos los casos de fijación de sueldos por encima de la media correspondiente a los cargos designados.

Durante esos mismos dos años, instituciones públicas de importancia estratégica, entre ellas el Poder Judicial y la Junta Central Electoral, recibieron asignaciones presupuestarias insuficientes que les impedían desenvolverse, y los hospitales atravesaron situaciones de crisis por deterioro de infraestructura y falta de aprovisionamiento.

 

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