Juan Hubieres, presidente de FENATRANO, se desgañitó denunciando la presencia de sicarios en las pugnas por el control de las rutas del transporte y nunca se lo tomaron en serio, a pesar de que al menos cinco miembros de esa organización fueron asesinados por gatilleros al servicio de sus competidores. Hasta que los hechos le dieron, finalmente, la razón, pero ya era tarde, demasiado tarde, para las víctimas. El caso está en manos de la justicia, que le da vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte, pero a estas alturas ya nadie duda de que en el sector transporte tienen los juegos tan pesados que se puede matar o morir defendiendo o arrebatando la “propiedad” de una ruta. La eliminación del subsidio de combustibles a los transportistas ha puesto sobre el tapete otra de las recurrentes denuncias del aguerrido Comandante Rebelde; la “mafia” que se lucra de ese subsidio, que según Hubieres es mas peligrosa que la del narcotráfico. Al eliminarle el subsidio a los transportistas el Gobierno está protegiendo, afirma, a esa mafia, que estafa al Estado al amparo de la Ley de Desarrollo Fronterizo. El presidente de FENATRANO no identificó a los empresarios que la integran, ni tampoco a los funcionarios que la protegen, pero no debe ser muy difícil seguirles el rastro a unos y otros en un país tan pequeño donde todos nos conocemos. Las autoridades tienen la opción de ignorar, como ocurrió con los sicarios, la denuncia de Hubieres, un verdadero incordio para este o cualquier gobierno, o hacer lo que nunca se ha hecho: iniciar una investigación, seria y con consecuencias, para determinar quienes estafan al Estado con trasegando combustibles subsidiados y cuáles funcionarios, a cambio de una buena tajada del pastel, prefieren mirar para otro lado.