De política y de políticos

De política y de políticos

Una nación sin un sistema de partidos políticos corre el riesgo de caer en el totalitarismo, de ver amenazada su democracia.

El partidarismo, cuando se practica con sujeción a las normas elementales de respeto, permite a las democracias crecer y las libertades individuales elevarse. Tiempos han transcurrido desde que el ejercicio de la política en América Latina descendió de nivel, desaparecidos sus máximos exponentes, los padres de la democracia en la región.

República Dominicana no ha sido la excepción. Los partidos se adscribieron a las corrientes de la socialdemocracia y a la democracia cristiana.

Los líderes nacionales ya desaparecidos dejaron un gran legado y contribuyeron enormemente con el fortalecimiento de las ideas.

El profesor Juan Bosch, el doctor Joaquín Balaguer y el doctor José Francisco Peña Gómez tienen el gran mérito de ser los líderes de mayor arraigo en el período democrático que siguió a la desaparición de la dictadura trujillista. Es cosa sabida.

La adhesión a la política de gente que la ha entendido como un negocio, torció su prédica y su práctica. Muchos la asumen hoy como un puente hacia el enriquecimiento rápido y la movilidad social vertiginosa. Quienes conducen los partidos al parecer no logran percatarse de que también en forma veloz conducen a las organizaciones al descrédito.

Y del descrédito a su debilitamiento institucional existe un camino corto.

Hay que emprender esfuerzos vigorosos para que el sistema de partidos reasuma el camino de la decencia que fue en el pasado su sello de identidad.

Es más que un buen deseo de inicio de año.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas