De políticos y ciudadanía

De políticos y ciudadanía

Los ciudadanos debemos poner mucha atención a lo que ocurrirá en el Congreso Nacional, donde la desvergüenza de nuestra clase política ha hecho metástasis, a propósito de la aprobación de la llevada y traída Ley de Partidos. Y la razón es muy sencilla: si a los diputados del PLD les importa tan poco que los votantes nos demos cuenta de su pretensión de seguir manejando los dineros públicos sin ningún tipo de control, o de su poco interés en que se sepa quiénes financian sus campañas, es porque no nos respetan, y si no nos respetan no tienen derecho a representarnos. Y como una cosa lleva necesariamente a la otra, sus electores tienen derecho a decidir, en consecuencia, no darle sus votos a gente que no los merece; o peor todavía, que ya ni le importa ni le interesa hacer méritos para merecerlos. Sé que algunos amigos me dirán, con conocimiento de causa dada su experiencia académica y profesional, que el clientelismo está tan extendido en la sociedad dominicana que esas consideraciones carecen de relevancia, pues la cultura del “dame lo mío” ha terminado imponiéndose. Y es probable que tengan razón, y que el voto consciente esté muy lejos todavía de ser una realidad determinante en nuestros procesos electorales. Pero quien les escribe quiere insistir, aunque suene necio y machacón, en que no estamos obligados a convivir para siempre con ese estado de cosas, y que es absolutamente legítimo aspirar a que la democracia dominicana no solo esté al servicio de los políticos y sus intereses sino también de los ciudadanos, que debemos aprender a utilizar nuestros votos para castigar a los que traicionan nuestra confianza y ni siquiera se toman la molestia de disimularlo.

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