POR LLENNIS JIMÉNEZ
Margarita Ruiz Gómez, interrogada ayer por la Cámara de Cuentas en relación a los gastos en la decoración que hizo a las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia, negó que el utilizara dinero de actividades ilícitas para amueblar la edificación y que no teme a una auditoría.
Luego de interrogada por dos horas y media por los auditores, Ruiz Gómez negó que guardara muebles que usó en la decoración del edificio en un almacén del ex capitán del Ejército, Quirino Ernesto Paulino Castillo, quien está siendo juzgado en Estados Unidos por narcotráfico.
Dijo que es amiga del presidente Leonel Fernández y de la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, a quienes definió como personas excelentes.
Afirmó que está dispuesta a llevar ese caso hasta las últimas consecuencias.
Indicó que aunque no depositó muebles de los que había destinado a la Suprema Corte en el almacén de Paulino Castillo sí le pidió un espacio 200 metros prestados en un almacén para colocar mesas, arbolitos, candelabros, velas, bolas y flores en lo que le terminaba la decoración al apartamento de Paulino Castillo. «Y la Suprema no tiene arbolitos ni bolas,» dijo.
Ruiz Gómez dijo que el dinero que se usó en la decoración del edificio lo dio el gobierno dominicano y los cheques recibidos para la decoración fueron publicados y que tiene la carta de crédito por medio de la cual hizo las importaciones.
Manifestó que puede revelar de dónde provino el dinero y que tiene un crédito en la compañía Meridian, con la que dijo trabaja desde hace seis años.
«Cada mueble que se puso en el edificio de la Suprema Corte fue presupuestado, enseñado por catálogo y aceptado por la secretaría de Obras Públicas», dijo Ruiz Gómez cuando se le preguntó si participó en licitación para hacer el trabajo de decoración.
Agregó que cada cheque que se le pagó fue auditado, debido a que se trató de una obra de pasos y procesos.
Sostuvo que le dejó a la Cámara de Cuentas todos los documentos relativos a su trabajo y le dijo que está en disposición de continuar colaborando, al igual al fiscal del Distrito Nacional y de todos los medios de comunicación.
PRECIO DEL PODER
«Ya sé que ser amiga de un presidente sale muy costoso», afirmó Ruiz Gómez.
Expresó que se sintió muy bien con la entrevista de los expertos de la Cámara de Cuentas y estimó que en el país no hay tanta gente valiente. «Vengo a dar la cara a todos los medios, a responder todas las preguntas, a mostrar documentos, a ser interrogada, a llevar esto hasta las últimas consecuencias».
Expresó que se le pidió decorar un Palacio de Justicia, no una casa a la justicia por lo que le dio el confort y la calidad que merecen los jueces, es lo que dignifica la justicia de un edificio que tiene la calidad por muchos años y la garantía de todo lo que ella puso.
«He sido una mujer trabajadora. Hice un edificio trabajando de ocho a tres de la mañana y si hay hombres que en este país no quieren dar la cara, hay una mujer valiente, honesta y trabajadora, que está dispuesta a este país darle declaraciones», dijo al bajar la décima planta del edificio donde se aloja Cámara de Cuentas, luego de ser interrogada por los auditores.
Al preguntársele a cuáles hombres se refería, se limitó a decir que a «esos hombres, ustedes los conocen más que yo».
Dijo que no ha visto a nadie hablar nada referente a dónde vino el dinero de la Suprema Corte, a diferencia de ella y del secretario de Obras Públicas, Freddy Pérez.
En ese sentido, Ruiz Gómez confirmó que Obras Públicas le adeuda una parte de dinero de la segunda adenda que hizo por la decoración del edificio, cuando asumió el contrato de la compañía Bohenco, propiedad del arquitecto Guillermo Bonelly, de la que dijo que incumplió con la decoración.
Dijo que le decoró un penthouse a Paulino Castillo e indicó que el ex oficial del Ejército iba a su tienda de la venida Sarasota.
Explicó que «todo lo que me unió al presidente Fernández fue hacer cenas en mi casa para ayudar a la campaña con empresarios, no con políticos».
Se definió como desvinculada de la política y que negó que haya pedido ayuda al presidente Fernández o a su esposa.
Atribuyó a rumores de políticos las declaraciones de que habría solicitado dinero prestado a Paulino Castillo.
La decoradora llegó a la Cámara de Cuentas alrededor de las 12:00 del mediodía, acompañada de una asistente y de cuatro guardaespaldas, quienes la ayudaron a subir las carpetas con los documentos que les mostró a los auditores.
Cuando los vigilantes del edificio de la Cámara de Cuentes le pidieron a sus guardaespaldas que dejar las armas bajo su custodia a la entrada, aceptó diciendo y agregó «la guapa aquí soy yo». Los guardaespaldas que viajaban en dos yipetas Toyota Land Cruiser, negra y blanca, luego que dejaron a Ruiz Gómez con los auditores recorrieron el edificio buscando una salida del edificio en la que estuviesen aguardando los periodistas.
Finalmente, a las 2:35 de la tarde, Ruiz Gómez bajó y habló con los periodistas.
El pasado viernes, los auditores de la Cámara de Cuentas esperaron a Ruiz Gómez desde las 12:00 del mediodía hasta las 5:30 de la tarde, pero no se presentó.
Ayer el personal de protocolo y de prensa de la Cámara de Cuentas no la recibió.