Deforestación con nuevos bríos

Deforestación con nuevos bríos

Un informe exhaustivo de la fundación Moscoso Puello, reconocida por su trayectoria en defensa del medio ambiente, describe con pelos y señales un proceso de deterioro que ha continuado en la vertiente sur del parque nacional de Valle Nuevo sometida a explotación agrícola de cuantiosa inversión. Persiste la destructiva presencia de la mano del hombre con equipos que horadan suelos, alteran la corteza, utilizan agroquímicos perjudiciales a la principal fuente hídrica de este país y secuestran el agua de arroyos. Un crimen ecológico que derivaría en consecuencias catastróficas; un orden negativo de cosas contra el que no ha valido la enérgica y responsable prédica de las activas organizaciones defensoras de los bosques y ríos; y mucho menos la labor del ministerio correspondiente, poquito de firmeza que irónicamente invitó a las fundaciones conservacionistas a acudir a Valle Nuevo para que comprobaran por sus propios ojos la realidad del lugar y lo que finalmente ha sido palpado dista de las benignas apreciaciones oficiales.
No existe la vigilancia imprescindible, ni plena restricción a las actividades aniquiladoras de las características de zona vedada a usos agrícolas, aplicada solamente a campesinos pobres, proceder inaceptable si existe la firme intención de preservar los recursos. Las comprobaciones in situ de expertos independientes y las gráficas allí tomadas dicen mucho.

Falta de fluidez en el tránsito

Es necesario mirar en horas pico hacia las calzadas y bordes de vías troncales del Gran Santo Domingo para convencerse de que la aguda insuficiencia de medios de transporte colectivos capaces de llevar a mucha gente a su destino por largos trayectos es el mayor incentivo a la informalidad y el desorden que devienen de la libre incursión en rutas por quienes se lanzan a las calles con cualquier artefacto rodante de baja capacidad y objetables condiciones a llenar el vacío de buen servicio, en condición de agremiados o como llaneros solitarios.

De ser extraídos de su excesiva circulación para solo admitir unidades que se acojan a normas estrictas y planificación, habría mayores posibilidades de descongestionar el tránsito y generar economías en tiempo y combustible a todo el mundo; mientras crece la presencia de metros y autobuses.

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