Del “pataleo” a deslegitimar triunfo del PLD y Danilo

Del “pataleo” a deslegitimar triunfo del PLD y Danilo

La oposición, ahora unida, tiene todo el derecho de denunciar irregularidades, por cierto puntuales del proceso electoral, tiene el derecho a recurrir a instancias como la JCE o el TSE, pero lo que la oposición no puede pretender es desconocer el veredicto de la mayorías en las urnas y mucho menos intentar crear una crisis post-electoral con la finalidad de deslegitimar el triunfo del PLD y del presidente Danilo Medina.
Es verdaderamente risible cómo candidatos presidenciales con una votación minúscula reclaman el reconteo manual de los votos presidenciales y hasta la anulación de las elecciones. ¿Cómo es posible que se pretenda deslegitimar el triunfo del candidato que ha sacado el mayor porcentaje de votos en toda la historia democrática de la nación? Todas las empresas encuestadoras con credibilidad como Gallup, Benenson, Greenberg, Cid-Latinoamericana, Sigma y otras pronosticaron, algunas en la última semana, que Danilo Medina ganaría con más del 60%, Luis Abinader no pasaría del 35%, que Guillermo Moreno no llegaba al 2% y los restantes candidatos no alcanzarían el 1% y efectivamente quedaron por debajo de 0.45%.
Es cierto que han ocurrido irregularidades puntuales, que hubo compras y alquiler de cédulas por parte de todos los partidos, compra de delegados, aparte de incapacidad de algunos encargados de los colegios electorales y hasta de los delegados de los partidos, pero esas irregularidades en nada alteran la generalidad de los resultados, salvo en una que otra alcaldía o distrito municipal donde los resultados fueron muy apretados.
¿Hay que recontar manualmente todos los votos en los tres niveles? ¿Y en el Distrito Nacional, El Seibo, Puerto Plata y a los 62 diputados que potencialmente logró el PRM, los doce del PRSC y las decenas de alcaldías logradas por la oposición?
Es cierto que en estas elecciones ocurrieron cosas inexplicables para el ciudadano de la calle, pero no para los dirigentes políticos, como es el caso del PUN (Partido de la Unidad Nacional), prácticamente desconocido, que su candidata presidencial obtuvo apenas 5,351 votos, para un 0.12%, mientras en Puerto Plata con 11,008 votos (6.66%) fue la diferencia para que el joven José Ignacio Paliza obtuviera la senaduría con 51.09%, frente a 46.93% de Francis Vargas o en El Seibo donde los 3,468 (8.35%) votos del PUN fueron clave para que el PRM obtuviera la senaduría con 51.35%, frente al PLD con 46.65%. ¿Cómo un partido desconocido pudo obtener más de 120 mil votos en la boleta congresual?
En este desenlace post-electoral la actitud más digna la asumió al alcalde Roberto Salcedo, que el 16 de mayo reconoció su derrota y envió una carta a David Collado poniéndose a su disposición y designando una comisión de transición. Salcedo sabe perfectamente que le compraron delegados, cédulas y hasta presidentes de comités intermedios, pero esas trampas no eran suficientes para una brecha de casi 20 puntos porcentuales en los votos y por eso actuó con racionalidad, como hacen los candidatos derrotados en los países de desarrollo democrático. Da pena observar en la oposición candidatos que perdieron con márgenes astronómicos pretender crear una crisis post-electoral.
La oposición tiene el derecho al “pataleo”, el excandidato Luis Abinader está en lo suyo consolidando su condición de líder de la oposición, pero esas acciones tienen un límite y lo será cuando concluyan las votaciones y se juzguen en la JCE y el TSE los recursos sometidos, porque aquí el 16 de agosto el Lic. Danilo Medina, el Presidente electo con mayor legitimidad, se va a juramentar por un segundo período ante la Asamblea Nacional y la misma juramentación se producirá en los Concejos de Regidores.

Luego de concluir este episodio le corresponde a la oposición jugar su papel, tomarle la palabra al Presidente Danilo Medina, sentarse a negociar con inteligencia un pacto de reformas políticas, sociales y económicas. Ganará la oposición, Luis Abinader consolidará su liderazgo, se fortalecerá la institucionalidad y ganará el país que podrá disfrutar en paz de los resultados positivos de una obra de gobierno llamada a superar la anterior.

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