El demógrafo José Miguel Guzmán consideró ayer que el país está expuesto a una variedad y fuerte intensidad de desastres naturales, incluyendo huracanes, terremotos, inundaciones y derrumbes, los cuales pueden tener un gran impacto en la economía.
Guzmán, nominado por el Gobierno dominicano al cargo de director ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), señaló que el cambio climático ya está impactando de manera negativa la estabilidad de las fuentes de abastecimiento de agua y los recursos costeros, críticos para reducir el riesgo de desastre y mantener el crecimiento económico, con efectos desproporcionados en poblaciones vulnerables y en la industria turística.
Guzmán, coautor del libro “Population Dynamics and Climate Change”, citó el estudio de German Watch’s Global Climate Risk Index (2013), el cual vaticinó que debido a los incrementos en los niveles del mar, para el 2030 la República Dominicana podría perder un 29% de las playas de Bávaro, en Punta Cana, uno de los destinos turísticos más rentables del país.
Sostuvo que el incremento en los niveles del mar, las temperaturas más calurosas y las frecuentes inundaciones son síntomas de los cambios climáticos globales que ya han empezado a afectar al país y que continuarán impactando de manera negativa en los proyectos de desarrollo.
Uno de los impactos más graves del cambio climático, dijo, se siente en el sector de agua, pues el país ya está experimentando un deterioro en el acceso al agua potable, específicamente en las zonas urbanas vulnerables.
Consideró que son necesarias acciones que eviten la degradación y que preserven los recursos naturales, lo que requiere una definición clara de los límites de las actividades económicas y también demanda preservar los ecosistemas y rica biodiversidad, evitar la deforestación, hacer una mejor gestión de los desechos sólidos y la preservación de recursos hídricos.
Planteó que la capacidad para sobrevivir y recuperarse de un desastre natural depende de dos factores: la magnitud del desastre en una determinada área y las condiciones socio-económicas de los individuos y grupos en esta región.
Sostuvo que la dinámica demográfica – crecimiento y distribución espacial de la población – es el producto de la interacción entre tres variables: la fecundidad, la mortalidad y la migración.
Los niveles y patrones de comportamiento de estos tres factores afectan conjuntamente el tipo y la intensidad de la vulnerabilidad en una región, sostiene Guzmán.
Entiende que los datos poblacionales procedentes de censos, encuestas y otras fuentes administrativas, pueden ser utilizados y vinculados de una manera práctica y efectiva a los temas del cambio climático.
La adaptación de los individuos y los hogares a los efectos del cambio climático puede ser hecha a través de un mejor conocimiento de la composición y dinámica de la población, manifestó Guzmán.