Por HAMLET HERMANN
Cincuenta y tres años atrás, el 29 de marzo de 1953, se iniciaría una serie de béisbol domÍnico-estadounidense en la capital dominicana que, en esos tiempos, era conocida como Ciudad Trujillo. En los encuentros deportivos participarían dos prestigiosos centros académicos del Este de Estados Unidos: Yale y Cornell. En representación de los dominicanos estarían los jugadores de la Universidad de Santo Domingo y una selección nacional escogida de todo el territorio nacional.
Estas dos universidades estadounidenses encabezaban deportiva y académicamente a lo que en Norteamérica se conoce como el Ivy League (Liga de la Hiedra). Ese es un conjunto de instituciones de la costa Este de Estados Unidos donde se dan cita las más calificadas academias de esa nación. Además, Yale y Cornell constituían entre estos los eternos rivales deportivos. Del lado dominicano, la mejor calidad de sus peloteros estaba repartida entre los dos equipos ya que entre los representantes universitarios había varios que formaban parte integral de la selección nacional.
La paz relativa de Trujillo
Llamaba la atención de la ciudadanía el elevado nivel político y diplomático que se le otorgaba a simples juegos de béisbol aficionado. Los detalles de la futura serie estaban siendo supervisados directamente por el embajador de Estados Unidos en República Dominicana, Phelps Phelps, así como por el rector de la Universidad de Santo Domingo Carlos Sánchez y Sánchez. También participaba en estos aprestos el Director de Deportes, Humberto Gómez Olivier. Y no era para menos puesto que la tiranía disfrutaba en esos momentos de una paz relativa. Los exiliados anti-trujillistas no parecían ser una amenaza en esos años luego del frustrado intento de organizar una fuerza militar en 1947 desde Cayo Confites en Cuba, así como el fracaso militar de la repatriación armada de otro grupo de anti-trujillistas por Luperón, en el Norte del país en junio de 1949.
Esa paz relativa le había dado al tirano Rafael Trujillo la oportunidad de fortalecerse económicamente al tiempo que tomarse unas vacaciones. Para tal fin había designado a su hermano Héctor como Presidente de la República desde el 16 de agosto de 1952. Aunque El Jefe continuaría ostentando el mando máximo y seguiría siendo la suprema instancia política, dejaría las cuestiones burocráticas a su hermano. El liderazgo del tirano no estaría en peligro con ese Trujillo Molina como Presidente títere.
Fue dentro de esta situación que el 1º de diciembre de 1952 el generalísimo Rafael Trujillo Molina fue designado como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario at large y Embajador Extraordinario, representante de República Dominicana ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Inició entonces un viaje hacia Estados Unidos en la fragata militar Presidente Trujillo donde permaneció desde el cinco de diciembre de 1952 hasta el 15 de marzo de 1953. Cien días durante los cuales, gracias a su auto proclamado anti-comunismo radical, fue tratado por las autoridades norteamericanas como Jefe de Estado de una gran nación desarrollada. Trujillo sería recibido formalmente por el presidente Harry S. Truman y por el Presidente electo, Dwight David Eisenhower. Asimismo se entrevistaría con los Secretarios de Estado Dean Acheson y John Foster Dulles al igual que con los más altos jefes militares estadounidenses.
Dentro de ese escenario de confraternidad entre el gobierno norteamericano y la tiranía trujillista es que en Ciudad Trujillo se preparan las condiciones para que las Universidades de Yale y de Cornell compitan con los equipos dominicanos. La llegada de los jugadores y funcionarios universitarios se produjo el sábado 28 de marzo de 1953 por la Terminal del aeropuerto General Andrews. En el recibimiento de le delegación extranjera estuvieron altos funcionarios académicos y de la embajada de Estados Unidos, así como el equipo de béisbol y un grupo de edecanes de la Universidad de Santo Domingo. El primer juego televisa do en República Dominicana
Al día siguiente, domingo de ramos 29 de marzo de 1953, se dio inicio a la serie amistosa de béisbol en el estadio de la Escuela Normal Presidente Trujillo. Los precios de entrada se fijaron de acuerdo con la gran importancia del evento. Las sillas de palco costaban un peso dominicano, los de preferencia serían a 75 centavos, las gradas de sombra a 50 centavos y las gradas de sol a 25 centavos. Para los estudiantes universitarios habría el precio único de 25 centavos.
Algo que permitió apreciar la importancia que se le daba a ese intercambio internacional vino dado cuando se anunció que el primer juego sería transmitido por televisión a través del canal 4 de La Voz Dominicana. Apenas el año anterior había sido inaugurada esa empresa televisora, propiedad de otro hermano del tirano Rafael Trujillo, José Arismendy, fruto modernizado de lo que desde Bonao había nacido como La Voz del Yuna en 1942. El director de relaciones públicas de la Universidad de Yale, G. A. Walter declaró que Es la primera vez en la historia de Yale que uno de sus encuentros deportivos ha sido televisado. Lo mismo decían los dominicanos quienes nunca habían disfrutado la oportunidad de que un juego de béisbol se transmitiera por esas ondas.
¡Play ball
El primer partido de la serie enfrentaría al equipo de la Universidad de Santo Domingo con la Universidad de Yale. Cuatro mil espectadores colmaban las gradas del estadio de La Normal. Antes de iniciarse ese encuentro los cuatro equipos, Yale, Cornell, Universidad de Santo Domingo y Selección Nacional, desfilaron hasta el jardín central. Allí el Director General de Deportes, Humberto Gómez Olivier, enhestó la bandera de República Dominicana mientras la banda de la Escuela Salesiana entonaba las notas del himno nacional. Luego el estadounidense Edwin Kilbourne, administrador de la Compañía Azucarera Dominicana, izaría la bandera de Estados Unidos mientras la banda salesiana tocaba entonces el Star Spangled Banner. A seguidas, el rector de la Universidad de Santo Domingo, doctor Carlos Sánchez y Sánchez, realizó el lanzamiento de la primera bola para dejar iniciada la competencia.
El manager de Yale eligió para su primera presentación en la serie a su estelar lanzador Bobby Brown. Lo mismo haría Horacio Martínez, manejador del equipo universitario dominicano, al seleccionar para el primer juego al estudiante de ingeniería de 18 años Hamlet Hermann. Se enfrentaban dos desafiantes lanzadores de mucha velocidad, aunque pocas curvas, contra equipos con bateadores de contacto y algunos de mucho poder.
Mientras Hamlet Hermann mantenía sin anotaciones a los universitarios estadounidenses, en el tercer inning, Miñín Soto y Dardo Hermann conectaron sencillos consecutivos que los colocaron en primera y segunda. Juancho Castillo produjo entonces un hit por el jardín central, el cual aprovechó Soto para anotar agresivamente. Mientras, Dardo Hermann, con un corrido muy arriesgado, provocó un tiro desviado del receptor hacia la tercera base. Con la bola rodando hacia el jardín izquierdo, el mayor de los Hermann anotó la segunda carrera de los dominicanos. En el inning siguiente, el cuarto, los de la USD volverían a anotar una vez luego de dos bases por bolas, un dead ball y un sencillo empujador de Chito Asmar. La quinta carrera se fabricó con sencillo de Miñín Soto y doble de Dardo Hermann.
La única anotación de los estadounidenses fue provocada cuando una de las rectas de alta velocidad de Hamlet Hermann se encontró con el bate de Bob Mathias, tercera base de Yale, y la bola abandonó el terreno de juego. La victoria sería para Hamlet Hermann y la derrota correspondería a Bobby Brown.
Un lamentable percance tuvo lugar en el segundo inning cuando un veloz lanzamiento de Hamlet Hermann golpeó en la cabeza al jugador de primera base James Plecas. Plecas tuvo que ser internado en el hospital Salvador B. Gautier donde permaneció varios días bajo observación hasta que fue dado de alta y se reintegró al equipo.
El béisbol nunca interesó a Trujillo
A pesar del interés político puesto por el gobierno dominicano a esta serie deportiva, el amo del país no asistió a ninguna de las actividades relacionadas con este evento. Eso contrastaba con el hecho de que, no bien había llegado al país por la vía aérea en la mañana del 15 de marzo de 1953, esa misma tarde estaría presenciando un juego de polo en el hipódromo Perla Antillana en el cual participaría su hijo preferido, el general Ramfis Trujillo Martínez. Definitivamente, al tirano, el béisbol nunca le llamó la atención, ni siquiera para hacer política.