Desarrollar la frontera es clave

Desarrollar la frontera es clave

Si algo hace vulnerable a nuestra frontera es su condición de extrema pobreza y las grandes dificultades que obstaculizan la inversión. Por ese ambiente inhóspito, antes de existir la Ley 28-01 a ningún empresario tradicional le pasó por la mente invertir en proyectos en esa franja. Y aún después de la ley, han sido pocos los que lo han hecho. Quienes en principio dudaron de la factibilidad de instalarse en esa zona, a pesar de los incentivos, fueron los que luego trataron de que esa ley fuera declarada inconstitucional. Y por fortuna, el Tribunal Constitucional desmontó sus propósitos. Hay empresarios que asumieron los riesgos y le han sacado partido a sus inversiones en la deprimida frontera.

Después de la atinada sentencia del Tribunal Constitucional, es necesario que el Estado, a modo de estrategia socio política, disponga todo el apoyo logístico necesario, toda la infraestructura vial y de otra índole, para procurar el desarrollo de la frontera. Más que el muro físico que algunos promueven, el país necesita asentar en la línea divisoria fuentes de producción y de trabajo que contribuyan a aliviar el deprimido panorama y que aprovechen el mercado cautivo que es Haití, tanto en términos de compra de bienes y servicios como en cuanto a la disponibilidad de mano de obra. Los incentivos están disponibles en la Ley 28-01 para todo el que, como los primeros emprendedores, tengan el coraje de sacarles el mayor provecho.

INNOVACIÓN PROMISORIA

El país se esfuerza por hacer resurgir su industria azucarera, que quedó abatida por los efectos combinados de la depresión de los precios internacionales del azúcar y los pésimos resultados del plan local de capitalización. Y tomando en cuenta que hemos sido exitosos en producción y exportación de banano, café, cacao y otros productos orgánicos, el Consejo Estatal del Azúcar está apostando a producir edulcorante orgánico a partir de la caña, un producto de alta demanda, principalmente en Europa.

De principio el proyecto incluye la inversión de RD$240 millones en construcción de dos ingenios pequeños y la siembra de caña en terrenos propios del CEA. Esta innovación pone en las expectativas del país un nuevo renglón de exportación con mercado asegurado, fuentes de trabajo para zonas azotadas por el desempleo y la obtención de provecho de tierras estatales que han estado ociosas.

 

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