La industria del níquel y la petrolera de Cuba son sostenibles con el medio ambiente y convive con el turismo, afirmaron Teresa Hernández, profesora Instituto Minero de Cuba; Rafael Guardado, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba, y Fernando Guasch, profesor investigador Universidad Guantánamo de Cuba.
Guardado resaltó que la actividad minera sí puede ser responsable y sostenible siempre y cuando cumpla todas las leyes de ordenamiento territorial y medio ambiental.
Guasch destacó que en la playa de Varadero conviven el turismo y la explotación de petróleo. Dijo que en esta zona se obtiene más del 50 por ciento del petróleo que consume el país con tecnología favorable al medio ambiente.
Mientras que Hernández indicó que en las áreas que están en plena explotación minera también se desarrolla el turismo, porque es posible hacerlo. “Es decir que conviven. Porque si estás protegiendo el medio ambiente, proteges sus aguas, su suelo, el aire, fauna y flora, entonces el turismo puede convivir. Tenemos minería muy cercana a zonas turísticas y de hecho en límites con áreas protegidas que son patrimonio mundial”, expuso.
Agregó que hasta ahora han logrado niveles de recuperación de suelos minados cercano al 98% de la cobertura con programas de restauración de suelos muy exitosos y que son reconocidos por organismo internacionales.
“En nuestro país hemos logrado que la actividad minera sea un motor para impulsar la economía cubana y hoy es el segundo sector que más aporta al producto interno bruto (PIB). Hemos logrado con el apoyo de la ciencia que la minería se utilice en beneficio para la comunidad y estas se vean favorecidas con mejores condiciones de vida y con más empleos”, dijo Guasch.
Expuso que lo más importante es establecer políticas de minado que garanticen minimizar el impacto y la degradación al medio ambiente. “Se debe ser cuidadoso con la tecnología que se usa y que esta sea limpia, que reduzcan el nivel de impacto de los elementos resultantes del proceso de la minería. No se puede ver a la actividad geológica, la minera y la metalúrgica separadas; tenemos que verla como proceso y esta gestión de proceso es la que garantiza minimizar los riesgos de la actividad minera”, afirmó.
Hernández, quien es doctora en geociencia e ingeniera de minas, trabaja en planes de recuperación ambiental de áreas intervenidas por la minería en el oriente de Cuba. Expresó que hoy en día es una realidad desarrollar proyectos mineros de forma sostenible y en armonía con el medio ambiente, lo que confiere un gran atractivo para la inversión extranjera para las islas.
Expuso que en Cuba existen varias compañías estatales y de diferentes países con excelente resultados, partiendo principalmente de que los proyectos conciben la gestión de los riesgos, prevención y mitigación de los impactos a producirse desde que se diseña el proyecto.
Indicó que antes las empresas solo tomaban en cuenta los riesgos de los recursos financieros, pero en los últimos años se han dado cuenta que no proteger el medio ambiente es desproteger su dinero, que luego al tratar de remediar un impacto provocado por una mala práctica le costará millones.
Resaltó que en el oriente cubano existe la minería del níquel y el cobalto con muy buenos resultados y se pueden mostrar al mundo buenas prácticas ambientales. También en la parte de occidente y en otras zonas del país.
“Lo que más llama la atención de nuestro país es cómo estamos logrando integrar un desarrollo de la minería en armonía total con el medio ambiente, pero sin los niveles de deforestación que esta provoca, porque va a la par de la recuperación de los suelos degradados por la minería”, expresó.
Buenos ejemplos de desarrollo minero. De su lado, Rafael Guardado destacó que cuando se habla de minería y desarrollo nacional se debe crear un sistema de ordenamiento territorial minero-ambiental. “El turismo puede estar ligado a la minería y al medio ambiente. Eso no está en contradicción si se hace como debe ser”, afirmó.
Puso de ejemplo, minas de bauxita en Venezuela, cercanas a zonas turísticas que conviven perfectamente.
Dijo que la producción de níquel en Cuba se concentra en el municipio de Moa, donde se encuentran las plantas Pedro Soto Alba y Ernesto Che Guevara. Estas son de inversiones cubano- canadienses y otras totalmente cubanas. Estas trabajan con una hectárea minada y a la vez una hectárea recuperada.
Guardado dijo que visitó en Angola la mina de diamantes de Catoca, que es la tercera mina de diamanta más grande del mundo, la cual tiene un sistema de protección al ambiente muy rígido, donde en la medida que minan también van compensando el medio ambiente.
“A veces hay personas que quieren que se haga lo que fue antes de la mina. Eso no se puede. Pero se logra rehabilitar, construir y reformar el ambiente”, expuso. Otro ejemplo de desarrollo sostenible que citó se encuentra en Costa Rica, donde una empresa canadiense trabaja en una mina de oro que cuenta con un sistema de defensa al medio ambiente muy rico y la comunidad está muy agradecida, ya que colaboraban con ella en sus proyectos de desarrollo.
Desarrollo sostenible. Por otro lado, Guasch explica que como analista de riesgo opina que la minería juega un rol importante en el desarrollo de los países del siglo XXI. Expuso que con los objetivos de desarrollo sostenible hasta el 2030, los países tienen que adaptar sus planes de desarrollo a nivel global, regional y municipal que garanticen la sostenibilidad de la economía.
Dijo que la minería puede ser vista como una oportunidad o como un riesgo. Todo depende del modelo que se asuma en el desarrollo de la actividad minera, dijo Guasch.
Indicó que si se quiere la minería explotadora y que degrada el medio ambiente, pues así no se debe desarrollar.
“Pero si esta industria es responsable y se usa la minería como una actividad económica que da a nuestros países la posibilidad de desarrollo y de mejorar las condiciones de vida de las comunidades sí se puede lograr”, resaltó.