La inequidad social y la desigualdad en la distribución de las riquezas propician la emigración dominicana, principalmente de mujeres de las clases sociales más bajas, muchas de las que, en su intento por mejorar las condiciones de vida de sus familias, son presa fácil de redes internacionales de tráfico y trata de personas.
Así lo plantea el estudio Estado de arte de las migraciones que atañen a la República Dominicana en 2012, elaborado por Natalia Riveros para el Observatorio de Migrantes del Caribe. El análisis sostiene que la feminización de la emigración se debe a la discriminación de género económico, social, cultural y la violencia física, sicológica y sexual de la que son víctimas las dominicanas.
Incluso revela que en proceso de viajes ilegales en yola hacia Puerto Rico, las mujeres se exponen a los mayores riesgos. Muchas son abusadas sexualmente antes de la partida o durante la travesía, algunas sufren abortos o sangrados vaginales por el estrés del viaje y debido a esto las lanzan al mar con el pretexto de asegurar la sobrevivencia de los otros tripulantes. Como señala el informe, el índice de desigualdad de género en el país -donde se refleja la desventaja de las mujeres en los niveles de empoderamiento, mercado laboral y salud reproductiva- fue de 0.50 en 2012, siendo uno de los más elevados de América Latina y el Caribe, después de Guatemala y Haití.