Destino desconocido

Destino desconocido

¿Hacia dónde va la economía dominicana? Es una pregunta que me hago continuamente y trato de encontrar en los colegas que escriben sobre el tema, alguna luz que me oriente.
Es más que obvio, que nos dirigimos inconscientemente hacia una economía orientada a los servicios, especialmente el turismo. Pero las políticas públicas no siempre están en consonancia con esa tendencia y hablan de promover las exportaciones de bienes sin ningún mecanismo o cambio del modelo económico que lo haga posible.
El turismo solo emplea el 7.6% de una población en edad de trabajar de 7.5 millones de personas. Queremos explotar la minería y muchos ven en ella la salvación, aunque nos negamos a aceptar que eso requiere cierto sacrifico ambiental que algunos grupos no quieren reconocer. Ahora se habla del petróleo y su posible explotación rentable en el país. ¿sueño o realidad?
La agricultura es otra historia. Bienes como el arroz, frijoles y derivados de la ganadería y la avicultura, se podrían importar a precios mucho menores a lo que cuesta producirlo localmente. Pero continuamos subsidiando y protegiendo esos bienes en nombre de la seguridad alimentaria y esperanzados de que el banano, el aguacate, los mangos y el cacao nos ayuden a compensar el costo de estos subsidios.
También decenas de bienes industriales comestibles que se producen localmente llegan a los mercados a precios superiores a los importados, aunque queremos continuar apoyando a la industria dominicana que no es competitiva casi en nada, con una gran cantidad de exenciones fiscales sin contar las evasiones en el pago del IRS y el ITBIs.
Si esas exenciones desaparecen y todos pagan los impuestos que Dios manda sobrevivirían apenas 10 empresas en todo el país, siendo optimistas.
El comercio local al detalle es una aberración donde una gran mayoría opera en la informalidad. ¿O puede una economía definir su destino con más de un 50% de empleos informales y un 15% de desempleo abierto? Imposible.
El gobierno, en su afán reeleccionista, apenas se preocupa por estas cuestiones y da tumbos a lo loco abanderando un programa sin sentido llamado VISITAS SORPRESAS. ¿No hay instituciones públicas que se puedan encargar de asistir a esos sujetos de crédito no sostenible que el presidente Medina quiere ayudar?
Decenas de instituciones pueden hacerlo,pero usa una entelequia que debió desaparecer hace dos décadas porque a través de ella la ayuda gira alrededor de la imagen presidencial. Es todo un proselitismo pedestre, aunque políticamente efectivo.
Tampoco un país sin electricidad, que muchos ni pagan o se la roban, puede dirigir su destino hacia un objetivo definido. Todo se convierte en caos.
Y cuando hablamos de institucionalizar al país para sentar las bases de un desarrollo sostenible, hablamos pura ficción, porque eso es casi imposible en un Estado secuestrado por la politiquería, el desorden administrativo y la corrupción.
Entonces ¿cuál es nuestro destino? Seguir a la deriva porque en un barco a la deriva se puede hacer lo que nunca se ha hecho.

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