Brazil's soccer player Neymar, center, and surfer Gabriel Medina attend the Carnival celebrations at the Sambadrome in Rio de Janeiro, Brazil, Tuesday, March 5, 2019. (AP Photo/Silvia Izquierdo)
Era un 7 de marzo de 2009. Un joven de 17 años y 30 días salió del banquillo y en su primera jugada con el balón en los pies levantó al público en el mítico estadio Pacaembú, en Sao Paulo. Su nombre, Neymar da Silva Santos Júnior.
Ese día fue el inicio de una carrera meteórica marcada a partes iguales por éxitos y polémicas. Diez años después de su debut profesional con la camisa 18 del Santos, el delantero del París Saint-Germain está considerado, a sus 27 años, como uno de los mejores jugadores del mundo, aunque en los últimos tiempos ha ocupado más portadas por lo que hace lejos de los estadios. Su llegada al equipo francés en 2017, huyendo de la sombra de Lionel Messi, con el que tocó el cielo en el Barcelona, supuso el mayor desembolso de la historia del fútbol (222 millones de euros, unos 250 millones de dólares), pero también el comienzo de una etapa gris, de lesiones y fracasos deportivos. Sus números, 360 goles y casi 200 asistencias en 575 partidos, incluyendo sus actuaciones con la selección brasileña, contrastan con el desenfreno que vive cada vez que visita Brasil y sus criticadas reacciones sobre el césped.
Lejos queda ese sábado de hace exactamente diez años, cuando 23.597 espectadores vieron debutar a Neymar como profesional en un partido del Campeonato Paulista, el torneo regional más importante de Brasil, entre Santos y Oeste.
Con el marcador con empate a cero, el técnico Vágner Mancini decidió sacar al colombiano Molina y dar entrada a un Neymar todavía con cara de niño.
Equipo de Pelé
En su primera jugada, el nuevo ‘menino da Vila’ -la misma en la que despuntó el mismísimo Pelé- hizo una sutil finta, salió por la derecha de su marcador, cruzó el esférico y casi marca un golazo sin ángulo de no ser por el travesaño. A partir de ahí, el Santos cambió por completo, en la liga.