Digitalización de las finanzas permite crecimiento economía

Digitalización de las finanzas permite crecimiento economía

La creciente digitalización de las finanzas y el abandono de los pagos en efectivo a través del teléfono portátil podrían representar un aumento de 6 por ciento en la producción económica anual de los países del mundo en desarrollo en los próximos diez años, según un reporte de la división de investigaciones de la empresa de consultoría McKinsey.
El reporte, dado a conocer el 21 de septiembre y del cual se hizo eco The New York Times, asegura que los países en desarrollo _ y en menor medida, las economías desarrolladas _ pierden un enorme potencial económico por su constante dependencia del efectivo y las dificultades con que se topan muchas empresas e individuos cuando tratan de tener acceso al sistema financiero.
El teléfono portátil, empero, constituye una forma barata de ofrecerles servicios financieros básicos prácticamente a todos los habitantes del mundo en desarrollo.

El reporte de 124 páginas del Instituto Global McKinsey señala que 80% de los habitantes del mundo desarrollado tienen un teléfono celular y que para 2020, esa cifra va a aumentar a 90 por ciento.

Un creciente número de empresas incipientes ya están dando servicios financieros a través de teléfonos celulares, en muchos casos sin la intervención de bancos.
En Kenia, por ejemplo, más de 70% de los adultos usa un sistema de dinero digital llamado M-Pesa, que fue lanzado hace menos de diez años.

Susan Lund, una de los autores del reporte McKinsey, reveló que cuando su equipo estaba analizando las cifras sobre el efecto de las finanzas digitales, a ella le sorprendió ver el impacto que tendría en la economía en general: unos 3.7 billones de dólares en actividad económica adicional para 2025.

«Yo pensaba que esto era cosa de servicios financieros”, indica Lund. “Pero ahora creo que más bien es como la infraestructura básica de una economía moderna, a diferencia de ser simplemente algo que hacen los bancos».

Es probable que cualquier esfuerzo por proporcionar más servicios financieros en el mundo en desarrollo se tope con tanta resistencia como escepticismo, dados los más bien irregulares antecedentes de anteriores proyectos financieros destinados a ayudar a los pobres.

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