TOKIO. Las ministras japonesas de Comercio y Justicia dimitieron el lunes entre acusaciones de que malversaron fondos de campaña, en el mayor revés que sufre hasta ahora el gobierno conservador del primer ministro, Shinzo Abe.

Las ministras estaban entre las cinco mujeres nombradas por Abe en su reforma del gabinete el mes pasado, dentro del esfuerzo por promocionar a las mujeres en política y negocios, que es un pilar clave de las políticas de recuperación económica de su gobierno.

Yuko Obuchi, hija de un ex primer ministro y estrella en ascenso del Partido Liberal Democrático, dimitió el lunes por la mañana de su cargo como ministra de Comercio, diciendo que necesitaba centrarse en una investigación sobre discrepancias en la contabilidad de fondos de campaña. No admitió ninguna mala práctica.

Por su parte, la ministra de Justicia, Midori Matshushima, renunció después de que el opositor Partido Democrático presentara una demanda en su contra por la distribución de abanicos de mano, o “uchiwa”. Además, se enfrenta a acusaciones de que empleó viviendas proporcionadas por el parlamento mientras mantenía guardas de seguridad privados en su residencia privada del centro de Tokio.

Hablando con la prensa poco después de aceptar la dimisión de Matshushima, un sombrío Abe dijo que él también era responsable por incluirlas en su gabinete.

“Me disculpo profundamente con el público”, dijo el primer ministro. Los escándalos de financiación política son un problema crónico en Japón, donde los regalos a los legisladores están prohibidos para evitar la compra de votos.

Los regalos y sumas de dinero contemplados en las últimas acusaciones son relativamente triviales comparados con el historial de gobiernos anteriores. Pero las normas son conocidas, y las posibles violaciones por parte de ministros no fueron bien recibidas, señaló Koichi Nakano, profesor de políticas en la Universidad Sophia de Tokio.