Muy buenas noches a los galardonados esta noche, a la Familia Corripio Alonso, a los miembros de la Fundación y a todos los invitados.
Es un honor compartir con ustedes este escenario, con personas e instituciones que han aportado con trabajo, tesón, amor y voluntad, en distintos renglones, obras que han impactado el desarrollo y calidad de vida del dominicano.
Hoy, en representación de los más de 120 niños que reciben los tratamientos que provee la fundación St Jude, junto a un equipo de personas que trabajan día a día como voluntarios; de nuestros fundadores don Alberto y doña Cibeles, y de los seis demás galardonados de esta noche quiero decirles que estamos muy agradecidos con la Fundación Corripio por seleccionarnos como galardonados con este premio que no es solo metálico; se trata de reconocer a las personas e instituciones que desde cada una de sus áreas hacen una labor importante para los dominicanos y más aún, la familia Corripio deja un gran mensaje sobre la importancia de ayudar a los demás y el hecho de compartir a favor de personas e instituciones que hacen el bien en cada una de sus aéreas.
A través de los años he percibido que el gran deseo de mucha gente en ayudar a los demás, sin embargo no se detiene en hacer una pausa para pensar en cómo lo pueden hacer, o en cómo canalizar ese deseo.
Lo que me deja con las siguientes reflexiones:
• Primero: algunas personas piensan que hacer algo bien pero pequeño no cambia nada, imagínense que millones de personas pensaran lo mismo.
• Segundo: los tiempos van muy rápido y lo malo se viraliza con mucha velocidad a través de las redes sociales y los medios modernos que tenemos al alcance. ¿Como podemos contrarrestarlo?
• Tercero: no solo se trata de dar un aporte económico, es también aportar con tiempo y voluntad de ayudar.
• Cuarto: ¿Cómo podemos lograr que hacer el bien sea lo “cool”, y que la nueva moda de los jóvenes sea querer ayudar a otros?
Lo que nos ha llevado a concluir que: si tienes mucho da mucho, si tienes poco das poco, pero da.
Porque con muy poco de lo que uno tiene se pueden hacer grandes cosas que impacten la vida de los demás y al final, la única manera que tenemos para contrarrestar lo malo, es haciendo el bien.
Después de todo he sentido que los grandes beneficiados cuando uno da, es uno mismo.
Porque cuando uno ayuda a otro, recibe la recompensa de trasformar otras vidas, te conviertes en un gran ejemplo a tus hijos y te quedas con la satisfacción de hacer lo bien hecho.
Una vez más, gracias a la familia y Fundación Corripio porque a través de este premio nos motivan a desde ya ser parte de este gran movimiento que tiene como fin único: poner de moda hacer el bien.

Muchísimas gracias y felicidades a los galardonados.