Disfruta tus años, vive sano y feliz

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Los centenarios nos demuestran y enseñan que nuestro potencial biológico es cómodamente superior a los 100 años, sin necesidad de grandes medidas de tipo tecnológico.

POR ANNA JIMÉNEZ

Es un sueño razonable de longevidad con unas características adecuadas: vivir en zonas limpias, con climas más bien fríos, pues el frío ralentiza el metabolismo y nos “gastamos” menos. Una nutrición sana, una actividad física controlada, una constitución delgada, una vida sexual equilibrada y segura, y un entorno social y laboral positivo. Puede parecer una utopía, pero los expertos creen que es posible.

La concepción sobre la edad depende mucho de la psicología del individuo. Ante todo, estas técnicas recomiendan buscar una ilusión y una razón para vivir y disfrutar de la vida. Este será el motor que impulsará todos los demás.

La medicina preventiva aconseja un buen chequeo de salud de manera periódica. En las mujeres de más de cuarenta años revisión de las mamas y el cuello uterino, y en los hombres revisión prostática.

Entre los 60 y 65 años, es aconsejable una fibrocolonoscopia para prevenir el cáncer de cólon y en personal de riesgo, vacunación contra la gripe y neumonía. Control de la tensión arterial. Niveles de colesterol y glucemia cada seis meses.

Importantes son también los cuidados dérmicos y mentales. Utilizar cosméticos reconocidos por especialistas en medicina estética, a ser posible bajos en perfumes. Vestir elegante, sin estridencias. No se aísle, es bueno relacionarse, ilusionarse con nuevos proyectos. Mantenga su actividad sexual y pida ayuda al especialista si no es satisfactoria. No magnificar los problemas laborales más de lo necesario, recuerde que la vida también existe fuera de la oficina y hay que disfrutarla al máximo. Procure ser organizado en el trabajo, relacionarse bien con los compañeros, tomar periodos pequeños de descanso durante el día y pasear siempre que sea posible.

Empecemos escogiendo…

Un hábito que deseemos cambiar;
Un hábito que deseemos adquirir o, más fácil,
Un hábito que no sea relevante,

Si escogemos el que no es relevante, podremos cambiarlo sin tanto esfuerzo y nos abrirá la puerta para empezar a “ser diferentes”. Por ejemplo: usar el bolso en el “otro brazo”, peinarnos con la otra mano, tomar un camino diferente para volver a casa, tomar un vaso de agua cuando nos sintamos preocupados, jalarnos la oreja cuando nos enojemos… En fin, ¡cada uno puede utilizar su creatividad!

Después, sigue los siguientes tips que te ayudarán a lograr cambiar la costumbre que tenías:

1) Y ya que escogiste tu nuevo hábito, debes decidir y escribir en un papel en qué FECHA lo iniciarás y hasta cuándo lo llevarás a cabo (ya sabes: ¡mínimo 21 días!).

2) Escribe tu meta de manera positiva: “Tomaré un vaso de agua cuando me sienta preocupado, para recordar que puedo sentirme más tranquilo y lograr cambiar mi conducta”. Cuando lo vemos escrito, mágicamente es más fácil asimilar e integrar el cambio. Lee tu meta cada mañana para recordarte a tí mismo tu compromiso.

3) Haz una lista (positiva) con las razones para cambiar y léela cada mañana; eso permitirá que visualices el significado que crees que hará en tu vida: “Este cambio me permitirá sentirme más tranquilo, me permitirá tomar mi tiempo de reflexión, sentirme mejor conmigo mismo, evitar malentendidos, etc.”.

4) Sustituye tus rutinas. Por ejemplo, si estás tratando de cambiar tus hábitos alimenticios y sabes que a las cinco de la tarde te entra muchísima hambre, entonces trata de buscar una actividad a esa hora que te ayude a evitar estar en la situación de “¡comida, comida comida!”.

5) Evita la compañía de las personas que ponen en riesgo tu cambio, al menos durante los primeros 21 días, y recuerda que encontrarás muchas otras que te ayudarán a lograrlo.

6) Felicítate cada día que pasa porque estás acercándote a tu meta y recuerda que esto te permitirá ser diferente y tener más herramientas para lograr ser feliz.

Si fallas un día, no te preocupes, ¡sólo tienes que iniciar de nuevo!

Vida honesta y arreglada

En cuanto a los suplementos dietéticos o productos “milagro,” no deben consumirse sin prescripción médica, pues aunque parezcan inofensivos pueden tener efectos secundarios.

La longevidad es una nueva área de conocimientos, de carácter multidisciplinario dentro de las áreas de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de un modelo de “envejecimiento activo” o saludable por medio de un conjunto de actividades integradas dirigidas a vivir mejor y más feliz.

En este sentido, Ronald Klatz, presidente de la academia americana de “antiaging” escribió: “Que tu destino pueda ser el infinito”, animando a seguir por esta senda que nos permite prevenir la enfermedad y ser jóvenes en cuerpo y alma. Todo el mundo ha de enfrentarse a la vejez, cuanto mejor lo afrontemos, mayor será nuestro beneficio.

En definitiva, bueno es citar un poema del doctor José de Letamendi, uno de los grandes expertos en medicina anti-edad:

“Vida honesta y arreglada, usar de pocos remedios y poner todos los medios en no alterarse por nada. La comida moderada. No tener nunca aprehensión. Ejercicio y diversión. Salir al campo algún rato. Poco encierro, mucho trato y contínua ocupación”.

Si como dijo Albert Einstein, somos “energía pura”, cualquier desequilibrio energético puede ser síntoma de enfermedad. El equilibrio, mental y psicológico, es el mejor y más cualificado síntoma de salud.

Sí se puede ser más sano, más feliz y tener una mejor calidad de vida… ¡sólo tenemos que ser positivos, evitar sentirnos estresados, vivir en equilibrio con el medio que nos rodea y en equilibrio interior, poner en práctica Los Cuatro Acuerdos y La ley de la Atracción.

Pero, ¿cómo podemos lograrlo si hemos vivido con rencores, miedos, prejuicios o negatividad…? A veces tratamos y tratamos pero nos resulta ¡MUY DIFÍCIL cambiar!

Ya sea que quieras cambiar tu tendencia a preocuparte, a comer demasiado, fumar o beber, a sentarte en mala posición, sentir envidia o comerte las uñas, los expertos están de acuerdo en que requerimos un mínimo de 21 días para cambiar un hábito y que si logramos cambiarlo durante 6 a 9 meses, el nuevo hábito ya forma parte de nuestra conducta.

Así que no tenemos que desesperarnos si no lo logramos a la primera, ¡debemos de seguir intentándolo!

Tip: Cuando decida realizar cambios de hábitos no se desespere, el ser humano los asimila  en unos 21 días en promedio

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