A propósito del fallecimiento ayer del escritor uruguayo Eduardo Galeano en su tierra natal, la BBC Mundo trae 12 de sus frases célebres.
El también periodista y dibujante uruguayo, dejó definiciones que quedarán en la historia.
Eduardo Galeano, muerto a los 74 años en su Uruguay natal, tomó el pulso a América Latina y al mundo en su larga carrera como periodista, escritor y dibujante.
También reflexionó sobre el amor, la religión y el fútbol de su club, el Nacional de Montevideo, que tanto le apasionaba.
Las frases de Galeano, uno de los intelectuales más reconocidos del mundo hispanoparlante, son reflexiones también sobre el mundo, América Latina y otros temas más.
No solo Uruguay, sino todo el mundo llora hoy la ida a la edad de los 74 años del escritor, quien desapareció físicamente, pero su legado como escritor, periodista y dibujante quedarán para siempre y serán de utilidad para las generaciones venideras.
El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar”.
«Este es un mundo que te domestica para que desconfíes del prójimo, para que sea una amenaza y nunca una promesa”.
«Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas”.
«No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta”.
«Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.
«Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme”.
En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, ‘Las venas…’ fue un puerto de partida, no un puerto de llegada”.
«Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado”.
«Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”.
«No sería capaz de leerlo de nuevo (su libro ‘Las venas abiertas de América Latina’). Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”.
«El amor se puede provocar dejando caer un puñadito de polvo de quiéreme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, no lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de Gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo”.
«A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder».