El cáncer del dolo detectado en principio en la OISOE parece haber hecho metástasis en el Ministerio de Educación. Personas y familias que afirman haber vendido terrenos a ese ministerio para la construcción de escuelas han denunciado que llevan años sin poder cobrar lo convenido por la venta, que les exigen pago de peaje con la promesa de agilizar el libramiento de los pagos y que algunos hasta han sido objeto de amenazas para que desistan de denunciar públicamente la situación.

Estando, como está, el Ministerio Público ocupado en la investigación de las causas del suicidio del arquitecto David Rodríguez, haría muy bien en tomar en cuenta estas denuncias para establecer su veracidad, profundizar sus indagaciones y detectar cada ramificación de la mafia. El Ministerio de Educación ha dicho que está abierto a recibir a quienes se dicen afectados.

Como el Presidente Danilo Medina ha manejado con mucho celo y con atención personalizada el programa que pretende una revolución educativa, sería prudente que le hable al país de estas acciones inmorales que enturbian parte de una gestión tan esperanzadora para la formación de nuestros estudiantes. No dudamos que esté indignado por todas estas cosas, pero sería bueno que comparta esa indignación con el país y que garantice que cada pecador recibirá el castigo merecido.

Libre ejercicio del periodismo

Aunque se reconoce que el país vive bajo un régimen que respeta la libertad de expresión y difusión del pensamiento, son muy oportunas las preocupaciones expuestas por Miguel Franjul, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y director del Listín Diario, sobre sucesos que han terminado con la vida de informadores públicos o han pretendido coartar la libertad del ejercicio periodístico en el país.

Ninguna actividad protegida por la ley, como es el caso del ejercicio periodístico, debe ser objeto de cortapisas y restricciones, y el régimen que es garante del derecho a la expresión debe agotar cuantos esfuerzos sean necesarios para que los actos de esa naturaleza sean castigados con toda la severidad que permitan las leyes.