Don Manuel Corripio García

Don Manuel Corripio García

Don Manuel Corripio García dejó a esta sociedad el ejemplo de haber prosperado en los negocios con humildad, apegado a los mejores principios y a la firme convicción de que todo hombre debe sentirse atado a la responsabilidad social de darlo todo por la familia y el país. Fue hombre de fino olfato para los negocios y que mantuvo con sus empleados una relación de notable consideración, que les hacía sentir como parte de la empresa en que trabajaban. Ayer el Ayuntamiento del Distrito Nacional premió sus méritos bautizando con su nombre una calle del sector La Esperilla.

Corripio García nació en Asturias, España, el 8 de febrero de 1908. Fueron sus padres los esposos Pedro Corripio Madiedo y Teresa García García. Vino al país en 1921, a los 13 años de edad, y se unió a su hermano mayor, Ramón, quien había emigrado a Santo Domingo. Con él laboró en el colmado propiedad de Francisco Lavandero, ubicado frente al parque Independencia. Contrajo matrimonio con la señorita Sara Estrada, con quien procreó un hijo, José Luis (Pepín) Corripio Estrada.

Al designar una calle con su nombre se han premiado los méritos de un hombre exitoso en los negocios pero humilde, solidario con sus trabajadores y competidores y que dejó como herencia a la sociedad dominicana una familia ejemplar.

CONDUCTORES DROGADOS

El país tiene una de las tasas más altas de mortandad por accidentes de tránsito. Entre las principales causas se pueden identificar la temeridad, las violaciones a las normas de conducción, el consumo de bebidas alcohólicas y drogas, y el hecho de que, principalmente en las carreteras, no hay vigilancia ni controles para moderar la conducta de los conductores.

El asunto tiene ribetes muy graves y compromete seriamente la seguridad vial. Antonio Marte, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones del Transporte (CONATRA), afirma que su organización realiza pruebas aleatorias entre sus afiliados que le han permitido comprobar que muchos de los accidentes se deben al consumo de drogas por parte de choferes. Las autoridades tienen que asumir con más rigor su deber de tener más presencia en las carreteras y aplicar la ley sin miramientos.

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