Dos atrevimientos, uno sobre el agua

Dos atrevimientos, uno sobre el agua

Eusebio Rivera Almodóvar

Don Rafael Herrera (QEPD) quien dirigió por tres décadas el Listín Diario, usaba ocasionalmente en sus editoriales el subtítulo “una idea tonta” y resultaba que eran planteamientos tan profundos que de tontos no tenían absolutamente nada y mi primer atrevimiento sería remedarlo aplicando el precepto de que debemos seguir los pasos de los grandes y así algún día podríamos ser como ellos.
Mi otro atrevimiento es incursionar en un área especializada que no es la mía para exponer una idea tonta sobre la prevención de inundaciones, particularmente en el bajo Yuna y otras regiones del país que repetidamente sufren tragedias humanas y pérdidas de producción agrícola con huracanes, tormentas y vaguadas, tal como ha ocurrido en las últimas semanas. Comienzo con la sugerencia de suspender el consentimiento oficial para los asentamientos humanos en áreas con alto riesgo de inundaciones, donde con simples chequeos de cotas se sabe que su ubicación está por debajo de cauces de ríos, cañadas y terrenos cenagosos que las lluvias rebosan vertiendo su exceso de agua a los sembradíos y áreas habitadas. Continúo con algo tan simple como la construcción de lagos artificiales, con profundidad suficiente y ductos o zanjas de drenaje, para que el exceso de agua producto de aguaceros se vierta en ellos y sirva de reserva hídrica para combatir períodos de sequía, con tratamiento permanente contra la contaminación y adecuado sistema de bombeo bajo control de los ayuntamientos y/o juntas de vecinos.
No estoy proponiendo nada nuevo; esta experiencia se aplica en otros países y en algunos es obligatorio fabricar los lagos artificiales antes de construir nuevas viviendas en áreas proclives a las inundaciones.

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