Un coronel y un mayor de la Policía Nacional irrumpieron ayer en el Centro Bonó, donde realizaba una asamblea la Coalición del Poder Ciudadano, organización que ha desarrollado las protestas en contra de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe), para saber de qué se trataba la reunión que allí se desarrollaba.
El coronel, que rehusó identificarse y ocultó el nombre en su uniforme, penetró al local privado, pasó al lugar de la actividad y, según testigos, tomó fotos y revisó la lista de los participantes.
Ambos oficiales fueron enfrentados por Raúl Pérez Peña (Bacho) y otros de los presentes, pero el coronel argumentó que “andaba patrullando” en la zona pero sin explicar el porqué penetró a las instalaciones.
“Yo estoy haciendo un recorrido en la zona… ya yo le expliqué al recepcionista”, fue la respuesta que dio el oficial a los periodistas que le inquirieron sobre su presencia allí, y se marchó cargando también con literatura exhibida en la recepción del centro sobre las luchas sociales que realiza.
De inmediato la acción fue repudiada por participantes en el encuentro como el director del Bonó, Roque Félix, quien calificó la acción como una reminiscencia del trujillismo.
“Eso es un exceso de ese coronel, es un abuso, es una extralimitación de sus funciones; sin duda alguna nos parece que es un irrespeto a la institucionalidad democrática”, expresó.
De su lado, Pérez Peña dijo que con la acción se sube un escalón más en la violación del Estado de derecho y que se vea como normal que se viole el derecho a reunión, el derecho a la palabra y a la circulación. “Que venga la Policía con un oficial y un asistente a intervenir aquí, a saber qué se está haciendo, que haya transgredido, que se haya pasado de la puerta es un escalón más, pero sumamente grave que la Policía esté interviniendo directamente”, señaló.
De su lado, María Teresa Cabrera, quien también estaba en el lugar, consideró que la acción es una muestra de que el país se encuentra en un “estado de regresión” porque la práctica se creía superada.
“Esto era muy común en los 12 años de Balaguer, pero en estos tiempos es sorprendente que volvamos a tener una práctica de violación al derecho, al ejercicio de reunión que está consagrado en la Constitución”, dijo Cabrera.