Dr. Santiago Ramón y Cajal

Dr. Santiago Ramón y Cajal

El pasado jueves 17 de octubre se cumplieron 79 años de la muerte del insigne médico español Dr. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) uno de los más prominentes histólogos de la medicina, Premio Nobel de Medicina en el 1906. De él se ha dicho que pertenece a ese selecto grupo humano al que solo se llega cuando la naturaleza y el trabajo dotan al hombre de la condición de genial. Cajal es un genio, en el doble sentido de la inspiración y el esfuerzo. Su obra nació de la inteligencia y encontró en la voluntad a la mejor de sus aliadas y en ella, en su obra, debemos recordar siempre dos aspectos esenciales. El primero es su labor personal de investigación, sus descubrimientos, lo que lo condujo a la fama como hombre de ciencia. El otro, su actividad como organizador del renacimiento cultural de su patria.

¿Qué hizo grande a este destacado histólogo aragonés? Logró demostrar que las células cerebrales, las neuronas, no se conectaban entre sí como un continuo paquete celular, pues su comunicación es diferente al de otras células del organismo, rompiendo la tradición hasta esa fecha de la errada teoría de la continuidad de las células nerviosas. Esto significa que las neuronas hasta en sus conexiones son diferentes a las células del resto del organismo, su unión no es como un simple apretón de manos, son una contigüidad compleja que se llama “sinapsis”, donde hay un espacio entre célula y célula, en ese lugar la comunicación, el lenguaje utilizado por esas células especializadas, es químico y eléctrico, mediado por sustancias llamadas neurotransmisoras. Imagínese si usted cierra su mano haciendo un puño, poniendo la otra mano abierta sobre el puño, pero no muy pegada, esa es la sinapsis, de las que hay miles de millones en el sistema nervioso, aceptamos que las neuronas son muy elitistas en eso de tocarse. Es decir, que hay en neurociencias un antes y un después del prominente médico, con sus descubrimientos nace la llamada “doctrina de la neurona”.

El año 1888, definido por el propio Ramón y Cajal como su “año cumbre”, cuando descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebro espinal. Su teoría fue aceptada en el 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín. Su esquema estructural del sistema nervioso como un “aglomerado definido de unidades independientes”, pasó a conocerse como la -doctrina neuronal-, anteriormente mencionada. Recuerdo que en el museo de Ciencias de Londres, hay un espacio amplio de exhibición con sus numerosas obras, sus notas, dibujos y los equipos de investigación que usó, en particular uno de sus microscopios. Ahí vimos las gráficas originales de las “cestas terminales” y las “fibras trepadoras” como él nombró a las conexiones nerviosas en sus investigaciones, hechas principalmente en el cerebelo y la retina, los valiosos manuscritos originales de sus obras más importantes describiendo métodos micrográficos y de tinción.

Fue un laborioso docente hasta el momento de su muerte. Escribió en su última obra -El mundo visto a los ochenta años-: “En mi calidad de anciano, que sobrevive, no puedo menos que cotejar luminosos recuerdos de mi juventud”. Hoy hacemos una ponderación a su extraordinaria obra neurológica.

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