Drama, intensidad, una historia actual y dramática: “Estas oscuras presencias de todos los días”

Drama, intensidad, una historia  actual y dramática: “Estas oscuras presencias de todos los días”

“La realidad como ‘un espejo que se pasea por un ancho camino”. Stendhal.
Yo no tengo la certeza de que este prolífico escritor dominicano, Roberto Marcallé Abreu, tenga afinidad referencial con Marie-Henry Beyle (Stendhal) pero como hombre culto conoce de los precursores del realismo europeo (Stendhal, Balzac, Flaubert); pero si de algo estoy segura luego de leer más de una decena de sus obras entre novelas y cuentos, es que su pensamiento es similar a este que dejo como introito de este ensayo. Y es que las obras de Marcallé, con un estilo depurado, perfección en las tramas cuyas acciones, perfectamente estructuradas como novela negra y/o desde un realismo psicológico llevan hasta un final trágico y/o siempre inesperado, retratan la sociedad en que vivimos.
“Estas oscuras presencias de todos los días” que fue publicada en 1998 (primera edición) y cuya segunda edición (2018) se encuentra circulando en estos momentos, es una revelación o videncia de lo que hoy se vive en nuestro país. Su autor, Roberto Marcallé Abreu, fiel a su estilo realista, nos da muestra, nueva vez, de su depurada técnica narrativa.
Parafraseando a Stendhal, Marcallé Abreu sabe “reflejar la realidad como un espejo… «, de esta forma, manifiesta nuevamente, la violencia y corrupción en todos los niveles y esferas sociales, en especial la violencia contra la mujer, y la involución ético-espiritual que está sufriendo el ser humano a lo interno…
Hablamos de una novela de corte realista, pero un realismo psicosociológico, quizás con pinceladas de un Hermann Hesse (Lobo estepario con tractac-legado y todo)… y, por supuesto con la dosis de suspenso, el fluir de la conciencia, y crudeza a que nos tiene acostumbrados, con su estilo directo, ligero, y repito: su gran sagacidad psicológica.
Los personajes representan al dedillo los ‘grandes males’ de la sociedad. Viven constantes catarsis, se enfrentan a sus propios instintos, a sus máscaras oscuras y sus demonios… vidas definidas como, y cito:
“… una suma de realidades, sueños, presunciones, obsesiones que no terminan, preparativos en los que finalmente se integra la maldad y la desdicha.” pp.84.
Tengo la leve impresión de que Marcallé suele sumergirse en las entrañas de la ciudad, de los barrios de distintas clases sociales para la creación de los caracteres de sus disímiles protagonistas, que terminan siendo analogías perfectas de la realidad. Y nos salpica en reiteradas ocasiones con la descripción de algunos ámbitos muy hermosos como para que exista la polaridad; pero la fuerza de sus novelas recae en esos espacios oscuros, donde la precariedad, la barbarie, lo insólito e insospechado fluye como una realidad absurda que pareciera irreal pero que sabemos que aunque la supere, existe.
Y esas ‘presencias’, como si se trataran de elementos abstractos, espectros, visiones, fantasmas o más bien, sentimientos adheridos a la piel de los personajes, a su psiquis. Sus conductas erráticas o aprendidas.
El autor se vale de cierta plasticidad y de figuras poéticas para lograr el efecto de malestar interior desde el exterior y viceversa. Y nos narra cómo se van degradando gracias a esa catarsis. De ahí que la estructura de la novela sea fascinante… y cito:
“Las presencias son como espectros: fugaces, efímeras. La realidad se deshace, despacio. Como una acuarela de apagados colores. Estancada y solemne en un espacio sin tiempo.”
Existen ciertos paralelismos y analogías entre “Estas Oscuras presencias de todos los días”, y su más reciente novela, “Esquivos rostros de mujer”… un extenso trabajo por delante.
“Estas oscuras presencias…” y “Esquivos rostros” mantienen al lector expectante, viviendo las metamorfosis de sus personajes; pero a la vez le permite ir descubriendo símbolos, pistas, a su lado.
Cuando nos describe a Ezequiel, su amigo Esteban presiente que la muerte lo ronda, justamente por sus actitudes. Dichas claves e incertidumbres conceden mayor calidad a la obra literaria o film cinematográfico, y eso lo sabe ‘el rey Midas’ de la novela negra dominicana, Roberto Marcallé Abreu; implementa técnicas de narración diseminando pistas-símbolos-acertijos desde la plasticidad misma del espacio recreado… Mantiene el suspenso hasta el final, a golpe de signos, alegorías, logogrifos, expresiones y cierta mutabilidad de lo insospechado y lo trágico, que, al final del día, suele ser más impactante y fundamental.
Lo verdaderamente trascendental, el tema esencial en “Estas oscuras presencias de todos los días”, es, ese sentimiento de desesperanza, de vaguedad, de sinsentido y de realismo crudo…de ‘malestar humano’ en todos los personajes, en especial en Ezequiel y Madeleine, los personajes centrales.
Retrata ese existencialismo sartreano junto a un nihilismo nietzscheano típico del hombre-mujer que ha dejado de lado las certezas de la fe. Como también a un Dios que considera muerto… lo que Lyotard llama “muerte de las narrativas maestras.”
Es la manifestación de una sociedad antropocéntrica, poniendo como centro del universo al hombre como medida de todas las cosas. Personajes que plasman un hombre-mujer en soledad, sin el amparo de un ‘todopoderoso’ que le provea bienestar y ‘milagros’… un hombre que se cree ser, por un lado, ‘centro del mundo’ y por el otro, ‘nada’ y peor que nada, se siente ‘vacío’… Vaciedad que fácilmente se llena de maldad, de espectros, fantasmas…vale decir de presencias. Schlegel observa que: “el hombre está en un devenir constante…”
“Estas oscuras presencias de todos los días”, es la primera novela dominicana que capta un postmodernismo y una realidad fragmentada tal cual. (Nietzsche-Lyotard, Schlegel, etc).t Discurso por discurso…historia por historia dibuja de manera firme y objetiva la realidad de distintos prototipos humanos.
Concuerdo categóricamente con el prologuista, el amigo Carlos Reyes, cuando afirma que la estructura de esta novela es extraordinaria y además dice:
“Los personajes se cohesionan en su desintegración moral, el caos de la ciudad no es más que un eco del ruido del ser y la superación del infierno externo radica en la supresión del oscurantismo interno.” Punto neurálgico para la comprensión de la novela.
El autor nos coloca en calidad de testigos oculares de unos espacios cargados de malestar, de desolación, de horror, de asco y podredumbre: la realidad ‘nos golpea’ (Kafka) porque nos da vergüenza (ajena) en lo humano y nos conmueve.
De modo que, la novela “Estas oscuras presencias de todos los días” explora los males de la sociedad, en especial la decadencia del ser humano.
Las relaciones hombre-mujer y el tema de la mujer como víctima del maltrato histórico y su involución. En general, de cómo la mujer en su afán de igualarlo se pierde en el camino… y se autodestruye. Se revelan los asesinatos pasionales. Otra apuesta importante que el autor hace en favor de nuestra literatura. Propone realidades satanizadas desde su pericia y profilaxis interpretativa. Confirma una vez más que es un novelista serio y pulido, con mucho que decir-escribir; por eso sus novelas generalmente son densas, intensas, no aptas para todo tipo de lectores…
Mientras persistan esas ‘oscuras presencias’, permisivas de todo un sistema inmoral de impunidades encubiertas la gente seguirá inhóspita en calles enemigas y manipuladas por espejos que proyectan imágenes esquivas …aunque “Ya no están estos tiempos para trágicos finales de historias de amor”, pues la tragedia la enfrentamos todos y cada uno de los días, tal y como parafraseamos con los títulos de algunas de las novelas de este brillante escritor dominicano que retrata nuestra realidad como ninguno.

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